“Quiero que mi hija cumpla sus sueños”
“Es un joven muy responsable, dedicado a su trabajo y es un orgullo. Buenísima persona y un modelo para todos”, así se refirieron un ingeniero y arquitecto hacia Moisés Isaías Pedrozo Gómez (30), que se desempeña como puntero de armadura en una obra civil en Asunción.
Pedrozo es oriundo de la ciudad de Limpio y tiene una hija de 9 años llamada Allison.
Según expresó, ella es su principal motor y la razón por la que no baja los brazos ante las adversidades.
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Añadió que ser papá representa un gran compromiso y que su mayor deseo es que Allison sea una persona de bien, siga una carrera profesional y alcance sus sueños.
“Le inculco lo que mi familia me enseñó, que es el respeto a los demás, el no robar, de ser responsable y estar predispuesto a ayudar a otras personas”, dijo.
Comentó además cada día significa un gran reto para él, ya que sale de la casa muy temprano para dirigirse a su puesto laboral y regresa ya para la tarde noche. Relató que su esposa se realiza diálisis y está a la espera de un trasplante de riñón. Esta situación le lleva a repensar siempre en muchas cosas y en ese marco, resalta la importancia de cuidar a la familia.
“Todos los días es una lucha. Hay semanas que mi esposa se queda en el hospital y yo con mi hija. Es un proceso, pero todo es posible y se puede salir adelante si hay voluntad”, dice el padre ejemplar, quien insta a la nueva generación a tomar con compromiso este rol.
Con su puesto paga educación de 3 hijos
Una hora antes del mediodía ya se puede percibir un atrayente olor en las calles Azara e Independencia Nacional. Es que don Ramón Gamarra ya encendió la plancha, colocó el aceite y en donde ya se están cocinando los panchos y chorizos. Sus clientes de siempre se acercan y don Ramón les ofrece unas butacas de madera que coloca contra la pared. Muchos lo conocen, considerando que está desde hace 30 años en el sitio. Lo que no saben es que cada vez que fueron a comprar un almuerzo ahí han contribuido con la educación de sus tres hijos, hoy universitarios.
“Una ya se va a recibir este año de ingeniera comercial”, dijo, con orgullo de papá. Comentó que es oriundo de Yaguarón y que ahora vive en Ñemby, de donde todos los días toma el ómnibus para llegar a la capital del país.
“Antes no tenía trabajo, por eso vine acá. Aprendí desde cero”, rememoró sobre su decisión que fue tomada hace 30 años y que hoy lo hace ser un gran ejemplo para sus hijos. “Trabajando únicamente van a salir adelante, eso les enseñé”, expresó.
Recordó como una de las épocas más difíciles el periodo en que hubo una crisis económica en el país, en el año 1995. Lo vivido solo se parece a la actual crisis que ocurre debido a la pandemia del covid-19. Actualmente volvió a trabajar luego de un mes sin abrir su puesto, porque debe seguir costeando los gastos de su hogar y de sus hijos, expresó.
El futbolista que entrena tres hijas
Jacinto Zorrilla, futbolista y director técnico, enfrentó también el desafío de criar solo –con apoyo de sus propios padres–, a dos hijas, de 10 y 8 años, cuando su señora viajó a España a trabajar. Ya grandes las niñas, el deportista conoció a su actual pareja, con la que ve crecer ahora a su tercera pequeña.
Pamela (25), Laura (23) y Raisa (8) son las hijas de Zorrilla. Luego de ayudar a su papá, don Gumercindo, en su trabajo de vendedor ambulante y pintor, Jacinto se dedicó a lo que amaba entonces, el fútbol. Muy buen central, jugó en varios clubes, como Cerro Porteño, Nacional y Rubio Ñu, y también en Guatemala. Más tarde se centró en sus estudios como técnico. Pero a la par, entrenó para la vida a sus hijas.
Siendo aún jugador profesional, con unos 30 años de edad, su pareja viajó a España para trabajar y él se quedó al cuidado de las dos hijas. Con el apoyo de don Gumercindo y la abuela de las pequeñas, Celia, Jacinto enfrentó el desafío y logró formar a quienes son hoy dos mujeres profesionales. Cómo contarles lo que iba sucediendo, “asincerar se”, cómo prepararlas para lo que podrían enfrentar en la vida, fue el mayor desafío, cuenta Jacinto, quien decidió hablar siempre con ellas abierta y sinceramente. Pamela lo considera por eso su mejor amigo. A su vez, Jacinto honra hoy a su papá, Gumercindo (ya fallecido), quien lo educó, lo apoyó en el fútbol y también cuando debió enfrentar el desafío de formar a sus niñas.
Comunicación y atención siempre, dice don Ferchu
Fernando Bispo (58) nació en Asunción y vive en Capiatá. Tuvo a su primer hijo a los 16 años. Con su primera compañera de vida, Jorgelina Aranda, tuvo a Jorge (42), a Édgar (quien lamentablemente falleció a la edad de 33 años), a Sandra (40) y a Romina (28), y ambas hijas le han dado ocho nietos.
Con su segunda compañera, Shirley Rossana Báez Mereles, de la que actualmente está separado y con la que comparte la custodia de sus hijos “sin ningún inconveniente”, según destacó, tuvo a Matías (18), Ivania (17), Enzo (15) y Florencia (14), quienes desde que empezó la cuarentena viven con él.
“Don Ferchu”, como le conocen cariñosamente, es cocinero desde hace varios años. Empezó limpiando casas y luego se trasladó a la cocina de las viviendas, para después dedicarse de lleno al rubro de la gastronomía. Hoy forma parte del staff de un prestigioso establecimiento.
Recuerda a su padre Leoncio, quien siempre fue muy estricto y celoso por su bienestar, por ello desde muy joven supo lo que implica la responsabilidad de criar a un hijo y la asumió con sabiduría y optimismo, enseñando con el ejemplo el buen camino. “Yo siempre les enseñé a mis hijos a seguir la regla de los padres, el buen camino, a respetar a las personas mayores y a estudiar para ser alguien en la vida. A los padres solo les recomiendo hablar siempre con sus hijos porque a veces no quieren decir lo que les pasa. Hay que estar muy atentos y cuidarlos mucho”.
