El agua de la discordia

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El descubrimiento por los paraguayos en 1931 y, luego, en 1932, por los bolivianos, de la laguna Pitiantuta, sumado al empeño de estos últimos de posesionarse de esa fuente vital fueron la chispa que inició la Guerra del Chaco. La posesión de ese espejo de agua era vital para ambos ejércitos. Al paraguayo, garantizaba su permanencia en una zona hostil y árida, en tanto que para los bolivianos podría ser la escala que les permitiera llegar hasta el río Paraguay por otra ruta que no fuera la del Pilcomayo.