La fuerza sanadora

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Fabiola Espínola lanza su tercer libro de autoayuda dedicado a su marido fallecido de cáncer, a ella misma y a sus hijos. Su meta, extendida y mejorada, es llegar a todos aquellos que sobreviven sumidos en dolorosos recuerdos. La autora recalca: “No traigo recetas mágicas, solo vivencias que pueden ayudarnos a salir adelante”.

Fabiola (38) perdió a su marido en el año 2013. Luis Benegas falleció de cáncer de pulmón, dejando a su esposa y sus 3 hijos: Luis Enrique (13), Esteban Daniel (8) y Santiago David (7). Fabiola Espínola, psicóloga, lanzará “Desde que tú te has ido”, el próximo 3 de diciembre a las 18:00. en El Cabildo. La escritora también da conferencias motivacionales. “Propongo dar una mirada positiva sobre las personas o las circunstancias que en su momento no fueron agradables, pero están cargadas de aprendizaje”, apunta.

–¿Quién escribe este tercer libro?

–Me encanta la pregunta. Estoy en una etapa de crecimiento y consolidación de mis sueños. Pasó mucha agua por el río de mi vida. Mirando hacia atrás, ya no veo a la misma mujer que dudaba en lo que estaba iniciando. Me siento firme, segura, siguiendo las motivaciones de mi corazón.

–¿Cómo están tus hijos?

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–Siempre afirmo que soy el rostro de la vida para ellos. Si mamá está bien, ellos también lo estarán; ese es el pensamiento que quiero seguir. Hace poco mi hijo Esteban me dijo: “Yo le extraño a papá, pero igual soy feliz sin él”. Mi corazón de madre sintió alivio, la fuerza sanadora de la vida sigue su proceso. Son niños, llevan una vida normal, a veces se ponen tristes porque extrañan a Luis, pero los peores días ya pasaron. Yo busco que sigan manteniendo la memoria de su papá, les cuento cosas de él o les digo “papá no hubiera querido que eso ocurriera”, “papá hubiera hecho esto así”, quiero que siga siendo su modelo. Vamos al cementerio solo cuando ellos lo piden. El día de su cumpleaños fuimos a almorzar al lado de su tumba, nos sentamos en el pasto y compartimos en su nombre. Hacemos cosas que nos hacen sentir bien.

–¿Y tu corazón de esposa cómo recuerda a Luis?

–En el amor todo se transforma. Es difícil explicar los sentires que suscita la muerte. Siento un amor lleno de respeto por lo que hizo en la vida –hoy lo puedo ver mejor–, también todo lo que sucedió después de su muerte, los talentos que dentro del dolor me ayudó a redescubrir. Siento por Luis un amor lleno de gratitud por los hijos que me regaló. Sé que él estaría feliz viendo lo que estoy haciendo. Un día, ya enfermo, me dijo: “Cuando yo no esté, vos seguí volando, naciste para volar”. Recuerdo esas palabras cuando las cosas se ponen difíciles, respiro profundo y sigo adelante.

–¿Qué cambió desde el primer libro?

–Cuando empecé lo hacía por desahogo, ahora lo hago más conscientemente. Al principio me costó verme y sentirme escritora, pero fui asumiendo que mi talento era poner los hechos en palabras y sentimientos. Creo que el poder que tengo lo recibo del propósito de tocar otras vidas con la mía.

–Venciste tus temores.

–Tuve que vencerlos. Pensaba: ¿Si empiezo otro libro y se me acaban las ideas?, ¿se cansará la gente de mí?, ¿y si ya no tengo nada que decir? Me di cuenta de que me estaba boicoteando. Entonces pensé que si fui creada a imagen y semejanza de Dios, quien tiene infinita creatividad, ¿cómo yo, siendo su hija, no podría?

–Tu fe sigue siendo la misma.

–¡No, ya no tengo esa fe!, creció y se hizo más grande, fuerte y madura, incluso más libre.

–¿Cómo enfocaste este material?

–El objetivo de todos mis libros es el mismo: lograr que se mire la vida de manera diferente, valorar lo que es realmente importante, encontrar el camino de vuelta a la felicidad. En mi primer libro hablo de mi decisión de seguir siendo feliz a pesar del dolor por la pérdida. En el segundo, de la relación de pareja, cómo reconocer y valorar las diferencias que tenemos con el ser amado. Y este tercer libro es el fruto de otras vivencias personales, duros procesos de aprendizaje que tuve que pasar. “Desde que tú te has ido” no trae recetas mágicas ni tiene nada de otro mundo, son señalizaciones que marcaron ese trecho de mi vida. Aceptación, dejar fluir, perdonar.

–¿En cuánto tiempo lo gestaste?

–En un año, iba escribiendo páginas a medida que surgían las lecciones de vida. Me costó mucho reconocer que debía cambiar tantos aspectos en mí para ser mejor persona; no es fácil mirar con sinceridad las limitaciones que uno tiene. Una vivencia muy difícil que atravesé me empujó a terminarlo. Ya era hora de su nacimiento.

–¿Qué respuesta has recibido de la gente hasta hoy?

–El primer libro ya tengo que reeditarlo, eso me alienta. Siempre me comentan lo sanadores que sintieron mis libros, que mi actitud alegre les da fuerzas para ir superando su tristeza.

lperalta@abc.com.py