La última cena: “Los amó hasta el extremo”

Las celebraciones del Jueves Santo dan inicio al Solemne Triduo Pascual, con el que se nos invita a vivir más de cerca los misterios de la obra redentora de Jesucristo. La misa vespertina de la cena del Señor es la primera de las celebraciones de este triduo; se realiza al atardecer del jueves, y tiene como característica resaltante el signo del lavatorio de los pies. Este día instituye la eucaristía y el sacerdocio

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El Evangelio que se lee en esta misa es el del lavado de los pies por parte de Jesús a sus discípulos, y luego de la homilía, el sacerdote presidente hace el gesto de lavar los pies a algunos fieles de la comunidad, manifestando el servicio pleno enseñado por Cristo.

Se celebra también la institución de la Eucaristía y el sacerdocio, que se comprende como servicio, con el gesto de lavar los pies. Luego de la comunión, se hace el traslado de la reserva eucarística hasta el monumento donde permanecerá para la adoración de los fieles. El sagrario queda abierto y se retiran los manteles, flores y demás ornamentos.

El clima que acompaña la celebración es de más recogimiento. Es la hora de la agonía en Getsemaní, el momento en que el Hijo, obediente al Padre, se entrega a sus perseguidores.

Reflexión

Jesús nos llama para ser cercanos a su corazón para poder percibir el empuje de su amor; en este segundo año del trienio de la juventud, el lema es “Permanezcan en Mí”.

Permanece junto al Señor, quien hace la experiencia de ser el discípulo amado, capaz de recostarse sobre el pecho del maestro. Normalmente en esta posición es fácil sentir el latido del corazón de la otra persona. Permanecer junto al maestro, nos lleva a sentir con Él, a amar con Él.

La dinámica del servicio que Jesucristo nos deja, exige también repetir estos gestos. Un corazón joven, que se siente discípulo muy amado se verá interpelado al servicio a los demás, a los más necesitados, a los abandonados, a los que no pueden salir de sus vicios y dolores cotidianos. El servicio será la nota distintiva de aquellos que permanezcan en el amor intenso del Señor. Un servicio que es donación, pero a la vez es involucrarse en la vida de la otra persona, dejando de lado la indiferencia y el desprecio, la intolerancia y la discriminación que hoy vemos tan arraigados en nuestra sociedad. El jueves santo nos llama por tanto a vivir un espíritu de entrega y a la vez de renuncia, y de caridad; Con Jesús en Getsemaní decir: “no se haga mi voluntad, sino la tuya”.

Para acrecentar en nuestra vida el mandamiento del amor, que como cristianos debemos cumplir, nuestro amigo Jesús nos da el ejemplo, y nos invita a encarnar su mensaje involucrándonos en el servicio al prójimo.

El amor es la fuerza capaz de vencer las más grandes debilidades, los mayores temores y los vicios. El amor de Dios por la humanidad nos da la fuerza nueva a través del banquete de la unidad, pero nos invita también a mirar con ojos distintos nuestra propia realidad y a salir de la comodidad, compartiendo y conviviendo con los demás.

Al sentir la fuerza del amor de Dios, que nos ama hasta el extremo, nos percibimos obligados a permanecer en él y a servir con igual intensidad al hermano que sufre. Que podamos ser fieles al inmenso amor que Dios nos tiene.

Un sacerdocio al servicio de los demás

El querido padre Pío de Pietrelcina, supo llevar su sacerdocio hasta las últimas consecuencias, celebrando en el altar, sirviendo en el confesionario a tantos hermanos y hermanas necesitados de la gracia y el amor de Dios. En su humilde confesionario acompañó y se conmovió con cada uno de los corazones que postrados suplicaban misericordia y perdón. Y supo lavarles no solo los pies sino toda el alma con el bálsamo de la ternura de Dios. El corazón de San Pío que supo corresponder al amor de Dios, estará de visita en nuestro país del 10 al 18 de abril de este año, celebrando los 100 años de la estigmatización y los 50 años del retorno de San Pío a la casa del Padre. Serán días propicios de bendición en los cuales fuertemente clamaremos ser capaces de responder también al infinito amor de nuestro Señor. Preparémonos a participar con fe de estos acontecimientos. Paz y bien.

hnovalentin@hotmail.com

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