Es un precioso día de sol y el tráfico incesante en Madame Lynch y Autopista congrega a gran cantidad de vendedores ambulantes, limpiavidrios y entre ellos vemos a un señor que camina con gran dificultad. Sus piernas son enormes y están deformes por la enfermedad, la imagen es fuerte y duele. César Rubén Benítez Vera se mueve lento y tiene en una mano un pedazo de botella de plástico que le sirve para pedir limosna. Le preguntamos si quería contarnos su historia y accedió. Nos contó que está casado con Isabel Orué, con quien vive en Areguá, Caacupemí, Villa Amparo, en el asentamiento Virgen de Fátima.
Nos dice que “la elefantiasis no tiene cura en Paraguay, en otro país yo no sé, la elefantiasis no tiene cura, pero cada mes nos ponemos penicilina, no es una cura, es para atajar nomás”. César Rubén tiene otros hermanos también afectados que se llaman Francisco (52) y Andrés (44), “heredamos de nuestra mamá que vivió hasta los 62 años”.
Él sabe el nombre de su enfermedad porque los doctores del Hospital Nacional del Cáncer, de Itauguá y Clínicas le dijeron y en este último se operó su hermano Francisco, a quien le amputaron y donde probablemente también se va a operar el otro hermano.
Cuando le consultamos qué siente al enfrentar cada día, dice: “Es pesado, no puedo caminar tanto, me canso, necesito una ayudita porque no quiero venir más a la calle, y si me falta un medicamento tengo que comprar, yo pido para eso, no para drogas”, aclara. Y sin ninguna muestra de rabia agrega: “Dios me ayuda mucho, ese es mi Dios, mi pronto socorro y auxilio. El Gobierno me ayudó a tener mi casita y mi moto, le debo a una hermana de la iglesia”.
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Según advierte cuando la gente lo ve, “se asusta porque es una enfermedad rara y es demasiado grande, es una enfermedad que está en internet, investigué, sé que existe en otros países un tratamiento, yo creo que es de los riñones, pero el doctor me dice que es otra cosa, que tiene que ver con la circulación de la sangre y se trata con pastillas y con una inyección”. Cuando le preguntamos si le hablaron de otros tratamientos como vendaje o medias, dijo “no, no me dijeron”. Explica que él mismo se hace la higiene porque alcanza todavía todos sus dedos. Su amigo Carlos Adrián Sánchez lo ayuda a movilizarse y es el que le trae agua a su casa, ¿se imaginan tener esta enfermedad y no tener el líquido vital? Una solidaridad que también se aprecia en las señoras que están vendiendo en la calle y cuando lo ven que no puede moverse son ellas las que juntan el dinero por él. Caminan con los pies en un asfalto que hierve, y el humo negro de los automóviles llega a los ojos y la nariz.
El temor a la infección
César Rubén comenta: “Si cada mes no me pongo la inyección che mo akanundu ro’y –me da fiebre con escalofríos– y si no me medico, duele”.
De los cinco hermanos, solo uno no tiene elefantiasis. En otro momento dice que sabe deletrear, “conozco las letras, me fui a la escuela al primer grado, pero no pasé, en la ciudad de Fernando de la Mora”.
De sus sueños y esperanzas también conversamos, se emociona y sus ojos se llenan de lágrimas. “Siempre pido por mi vida, mi salud y en primer lugar necesito una pensión porque no quiero vivir de la calle, mis papeles ya están pero no me dieron el sueldo, necesito quedarme en casa, y no andar mendigando. Este es un trabajo muy feo, tengo tres enfermos, yo le ayudo a Francisco, mi hermano. Andrés de, 44 años, tuvo una amputación, y a Francisco se le va amputar, porque ya se operó 10 veces y la enfermedad vuelve a salir, no hizo tanta higiene y se descompuso, le pica, le duele, y llegó hasta esto”.
Ahora que va a venir el papa Francisco, ¿le pedirías algo?, le preguntamos. “Ojalá el Papa rece por los enfermos, y Dios le escuche, oro por mi país, al que quiero mucho, y por mi salud. Yo sé que Dios me escucha y siempre está conmigo, aunque soy feo. Jesús dice que quiere nuestro corazón, él no quiere tu hermosura, quiere tu corazón. Yo soy de él, Dios me conoce”, finaliza, mientras lo vemos que pide limosna en la autopista.
Salud Pública debe atender
La Dra. Chantal Agüero, flebóloga, informa acerca del linfedema:
* Su característica es el aumento del tamaño del miembro superior o inferior por el aumento en el espacio intersticial de líquido rico en proteínas que se produce por una interrupción en el flujo linfático.
* Puede tener causas primarias o secundarias; las primarias son de origen congénito y se manifiestan desde el nacimiento a la etapa adulta. Las secundarias tienen causas de origen maligno, con su tratamiento quirúrgico o quimioterapia; infeccioso, como la filariasis; obesidad, artritis, traumatismo.
mirtha@abc.com.py
