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Mientras la necesidad habitacional va en aumento, cerca de 50 proyectos están paralizados en distintas regiones del país.
En promedio, los proyectos en ejecución llevan un año y medio de retraso, especialmente los ubicados en las localidades de Villarrica, Troche e Iturbe del departamento de Guairá.
A su vez, tienen unos 2 años de retraso las obras de la ciudad de Caazapá, las comunidades de Fuerte Olimpo y Bahía Negra en el Alto Paraguay; Ciudad del Este y Presidente Franco en Alto Paraná; Yaguarón y Quiindy en Paraguarí; y Benjamín Aceval en Presidente Hayes.
Corresponsales de ABC Color recorrieron 11 de los 17 departamentos del país para capturar en imágenes más de 1.600 edificaciones, distribuidas en unos 27 distritos. Sin contar las adjudicaciones hechas en los departamentos de Canindeyú, Itapúa, Ñeembucú, Concepción y Boquerón, los asentamientos abandonados serían unos 50.
En algunas construcciones solo se plantaron los cimientos, en otras llegaron hasta las paredes y techos, pero siguen sin ser habitadas por falta de terminaciones.
Las obras que corrieron mejor suerte y tienen techo se van ocultando entre malezas, sin que nadie sepa para quiénes son las viviendas ni quiénes son los responsables de las obras.
Todas llevan menos de dos años de tiempo de construcción, pero ya presentan fisuras y grietas. Sin embargo, mientras las necesidades siguen en aumento y el despilfarro de los fondos públicos amenaza todas las esperanzas de las familias paraguayas de contar con una casa propia, miles de viviendas están inconclusas en distintas regiones del país.
La promesa de construcción masiva de casas populares ya es una marca registrada de todos los gobiernos del período democrático. Así lo hicieron especialmente los expresidentes Nicanor Duarte Frutos (2003-2008) y Fernando Lugo (2008-2012), a quienes se sumó el actual mandatario, Horacio Cartes.
En estos 25 años de vida democrática, todas las administraciones ejecutivas trajeron bajo el brazo ambiciosos planes, uno más voluminoso que otro, para dar una “solución definitiva” al problema habitacional.
Así, en cada período gubernativo se esfumaron millones de dólares, mientras las cúpulas políticas experimentaron bonanza económica, y en algunos casos también “empresarios”.
Omar Acosta
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