Si vamos a ponernos susceptibles y exigir disculpas, tendríamos que comenzar por el senador Ovelar que, coincidiendo con este enfrentamiento con el ministro de Educación, hizo declaraciones a la prensa comparando al presidente Abdo Benítez con Jesús, aunque inmediatamente reculó y negó que los comparara.
Refiriéndose al pacto hecho por Abdo Benítez con Horacio Cartes, el tema surgió diciendo que Jesús “es manso, pero no es débil”. Y luego, dándonos una lección de teología con la intención, quizá, de suavizar la barrabasada que había dicho, agregó: “Yo le invito a que analicen la historia de la humanidad. ¿Cristo fue débil o manso? Pregunto... yo soy cristiano. (Jesús) era un tipo manso, pero nunca fue débil”.
Por oposición a Ovelar, yo no soy cristiano, pero me siento profundamente ofendido por tamaña comparación. No quiero ni pensar cómo deben haberlo recibido todos aquellos que son creyentes y tienen un pensamiento y un sentimiento profundamente religioso. Para los cristianos esto es lisa y llanamente una herejía; una herejía que le hubiera costado morir en la hoguera si todavía existiese la Inquisición. Para los no cristianos es una ofensa, ¡una más!, que recibimos por parte de los políticos que un día sí y otro también nos toman por estúpidos.
Su clase de teología siguió profundizando en el tema de que el presidente Abdo Benítez es como Jesús que era “manso pero no débil”. Nos explicó así que “Mansedumbre es fuerza bajo control, y eso es lo que tiene Marito. Un tipo débil jamás le hubiese enfrentado al señor Cartes en el apogeo del poder”. Aquí se le terminó la teología porque tendría que haber analizado luego que si Cartes está “en el apogeo de su poder” es gracias a Marito que se lo fue entregando generosamente porque no supo –y sigue sin saberlo– administrar el poder que recibió, hace un año, al asumir la Presidencia de la República. De aquel poder, ya sea por mansedumbre, por debilidad o por incapacidad, no le quedan ni siquiera las migas; solo la imagen en las fotografías durante la inauguración de alguna obra.
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El senador Ovelar le acusa al ministro Petta de haberse dejado llevar por “chismes de comadre”. Y esto le ha ofendido. Pero las comparaciones y las clases de teología que nos ha dado el legislador no son, lastimosamente, fruto de chismes de comadre sino por creer obcecadamente que ellos, los legisladores, como decía el diputado Portillo, están en un escalón más alto que nosotros, los ciudadanos comunes y pueden ofendernos, gratuitamente, haciendo gala de una sabiduría que no tienen y de una ignorancia que felizmente no tenemos.
Lo vengo diciendo constantemente: más hartos de la corrupción de los políticos, estamos hartos que nos traten como si todos fuéramos subnormales a los que es fácil engañar con mentiras burdas y mal hilvanadas, además de decir disparates con los que pretenden lucirse y al mismo tiempo quedar bien con quienes ejercen, o creen ejercer, el poder. Siempre rinde muy buenos réditos acercar las espaldas a la lumbre porque puede darnos muy buen calor cuando lleguen los fríos del invierno.
jesus.ruiznestosa@gmail.com