Mi obligación es llenar el espacio que sigue. Por lo tanto continúo. En este caso es para insistir una vez más en el robo desvergonzado que vienen realizando gobernaciones e intendentes de toda la República de los fondos del Fonacide. Acaba de darse a conocer un informe de la Contraloría General en el que se nos informa que gobernaciones y municipios “malgastaron” más de 16.000 millones de guaraníes de fondos del Fonacide desde 2013. El término “malgastaron” lo puse entre comillas pues pienso que no es otra cosa que una argucia para esconder el verdadero sentido del mensaje. En realidad tendría que haberse utilizado el término “robaron”.
En este caso el robo es doblemente grave porque ese dinero que nunca llegó a la población de a pie, tenía que haberse gastado en mejorar la educación y la salud pública. Ahora que llega el verano el panorama no es tan dramático. Pero resulta desgarrador, para quienes tenemos todavía un resto de sensibilidad, ver en esos días de frío insoportable, a los niños dando clase debajo de un árbol porque no tienen un aula donde refugiarse, porque no se construyó nunca, o porque se cayó por haber sido construida con materiales de mala calidad para abaratar costes y lograr una diferencia que beneficiará a una pandilla de políticos deshonestos.
La historia no termina aquí. Las veces que se quiso llevar a los tribunales a un intendente o un gobernador, se pidió su destitución al Congreso, como exige la ley. Y allí, todos a una, se negaron a tratar el tema. Algunos comentaristas políticos al referirse a casos como este dijeron que diputados y senadores resolvieron defender a sus correligionarios. Nueva argucia idiomática. Aquí ya no son correligionarios sino cómplices de una vergonzosa delincuencia. Sirva como ejemplo un botón: el intendente de Jesús, en Itapúa, Hernán Schlender, está acusado de lavar dinero del narcotráfico a través de las cuentas del Fonacide por valor de 3.000 millones de guaraníes. Dura reacción de la justicia: el individuo guarda prisión domiciliaria.
En estos días, se presentó en Madrid el último libro de Mario Vargas Llosa, quien a propósito de ello dijo una frase que se ha vuelto viral: “Un país no se jode en un día”. Ingenua inocencia. Este tiempo les queda holgado a nuestros políticos. Media mañana les basta y sobra. Esto es lo que han hecho con este hermoso país. Lo destrozaron por el lado que se lo mire. Por suerte el diputado Carlos Portillo dijo que los legisladores no están al mismo nivel que los “ciudadanos comunes”. Desde luego que no, por suerte; yo, por lo menos, no quiero que se me confunda con esa caterva de gente.
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