Los labriegos ocuparon las tierras bajo la autorización del ciudadano argentino Jorge Barud, que posee un título de propiedad del año 1902, mientras que López, cuenta con un título del año 2001 y que comprende unas 1.198 hectáreas de las 2.800 existentes en lugar.
La movilización de la tropa policial sorprendió a todos porque estuvieron el Grupo Especial de Operaciones (GEO), de Orden y Seguridad, de la montada, cascos azules, equipos tácticos con apoyo aéreo y carro hidrante.
Varios de los ocupantes denunciaron que el empresario habría entregado US$ 300.000 para que fuera posible el gran despliegue policial. Incluso dijeron que López, al ser principal financista de Ovelar, habría presionado a su prima para conceder la orden en tiempo récord.
Y parecería cierto todo, porque ni para capturar a los miembros del grupo criminal autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) se movilizan tropas de esta manera. Es importante aclarar, sin embargo, que la ocupación de tierras privadas es totalmente ilegal y que ningún atropello justifica el accionar de los supuestos invasores.
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Sin embargo, el tráfico de influencia sigue tan latente como en los viejos tiempos. Los conocidos narcotraficantes, los lavadores de dineros e importantes empresarios continúan utilizando a los políticos para manejar la justicia y el poder a su antojo.
Resulta lamentable que Paraguay siga con los ojos vendados. La corrupción imperante hace que hasta propios y extraños se burlen y traten en joda a este bendito país.