Sobrepeso en verano

Este artículo tiene 6 años de antigüedad

En nuestro tiempo y cultura la pesadilla de las mujeres ha sido siempre el sobrepeso, sobre todo en la latinoamericana que, por lo general, tiene un cuerpo naturalmente voluminoso. Paraguay figura entre los países con mayor obesidad en toda América. Efectivamente dando una breve mirada nos topamos con mamás con muchos kilos de más. Las respuestas que dan –a veces sin ser preguntadas– son varias: “tuve tantos hijos”, “sufro de la tiroides”, “tengo depresión y como sin parar”, “no puedo hacer dieta porque en casa no se puede, mi marido e hijos no se conforman con una ensaladita”, etc. Hoy día, aunque nuestro país no tenga “cultura” de revistas light, donde salen dietas por docena para bajar de un tirón muchos kilos, sí se pueden sacar dietas de internet o, otra equivocación, seguir la dieta de otra mujer que tuvo resultados, y es errado porque no todas tenemos el mismo cuerpo, por ende, tampoco el mismo historial de salud.

El verano es la época de las ropas livianas, lo que no significa usarlas al cuerpo, ni talles menos. La ropa es, tal cual la balanza, un medidor de peso. Antes de que sean elastizados, nos guiábamos por un jean, y vale hasta hoy día tener al menos un pantalón –sin lycra– que nos cuente la verdad.

Aunque no tenía que ver con el sobrepeso, una vez me quejaba: “¿Por qué solo a mí me pasa esto, Dr.?” Y él me contestó “no es solo a vos, muchas tienen, lo que pasa es que las mujeres son expertas en disimular sus defectos”. Es verdad, ¿y quién no? La gordura es una condición que tiene dos miradas hoy día: instalar el concepto de que es un referente normal del cuerpo de la mujer o verla como una enfermedad a superar con tiempo, buenos hábitos de alimentación y ejercicios.

El mercado de la moda sabe sacar provecho o adecuarse a la mujer talle grande y extragrande, por un lado, ciertamente es una necesidad –porque hay que vestirse y no precisamente con túnicas– y por el otro, un negocio con el cual ganar dinero, mera y exclusivamente.

Dentro del espectro de mujeres extragrandes hay distintos tipos de cuerpo. Una de las verdades que más nos cuesta aceptar a las mujeres –sea por estereotipos, trastornos o por complejos innatos– es “nuestro molde”, hay mujeres que son grandotas o tienen grasa localizada, y se pasan haciendo dietas para cambiar lo que traen por genética. Esto, sin orientación médica, solo puede acabar en desnutrición además de constante descontento e inseguridad.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

La ardiente estación nos obliga a vestir con ropas que descubren “nuestros secretos mejor guardados”, pero a la vez nos fuerza a trabajar en nosotras referentes normales, personales: el peso en el que nos sentimos saludables y medianamente ágiles para el día a día. Es además un enorme tema de interés público; deberíamos imitar a Japón, donde se miden las cinturas de los empleados.

Relajarse en tiempo y lugar en un traje de baño, un short o una camisilla no debe ser un sueño que nos excluya socialmente, sino una meta para liberarnos.

Ser gorda y feliz es una idea que tiene bravos defensores, aunque ningún médico ni terapeuta lo aconseja como patrón saludable. “La perfección no existe, lo que existe siempre es la posibilidad de cuidar tu salud mejorando tu alimentación” (frase motivacional).

lperalta@abc.com.py