El religioso recordó los grandes incendios forestales que afectaron recientemente a la Región Occidental y la deforestación indiscriminada que sigue a la vista de autoridades y funcionarios corruptos.
De acuerdo a datos de las instituciones estatales como el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) y el Instituto Forestal Nacional (Infona) solo en el Alto Paraguay, los incendios arrasaron con más de 300.000 hectáreas de bosques.
El obispo también expresó que, pese a que el departamento de Alto Paraguay fue declarado en emergencia por este desastre natural la ayuda jamás llego a la zona. La ardua tarea de bomberos, voluntarios y pobladores hizo que el fuego pueda retroceder.
Sin embargo, este atropello a la naturaleza no solo afecta a los bosques de la zona ya que la pesca indiscriminada que se realiza desde hace un buen tiempo también atenta de manera criminal contra la fauna ictícola del río Paraguay. Las instituciones encargadas de velar por el control brillan por su ausencia.
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En la actualidad, las redes utilizadas por los pescadores en su gran mayoría no son las permitidas y capturan hasta a los más pequeños peces. Esto hace que prácticamente los elementos se conviertan en verdaderos coladores.
Los que incurren en esta práctica colaboran a la rápida destrucción de las distintas especies de peces haciendo que cada vez exista menos cantidad de pescados.
En todo el departamento del Alto Chaco no existen oficinas ni funcionarios del Mades y los puestos de marina carecen de medios y personales necesarios para realizar los controles pertinentes. También existen casos en los cuales simplemente hacen la vista gorda.
Ante esta triste realidad de desidia de las autoridades de turno y falta de concienciación de los pobladores, los atropellos a la naturaleza contribuyen a acabar con las últimas reservas de la zona.