El primero tiene que ver con el recurrente pedido que hay tanto de la ciudadanía como de las autoridades de recurrir a ellas ante la inminente amenaza de un desastre natural o de epidemias, en este caso puntual, el dengue. Desde Defensa Nacional como de otras unidades se han elaborado planes de respuestas para trabajar de manera coordinada con otras instituciones. El segundo tiene que ver con la publicación de los intrincados vericuetos por los que sumerge la licitación y compra de dos helicópteros destinados al uso de las Fuerzas Armadas de la Nación.
A primera vista, una cosa parece no tener nada que ver con la otra. Sin embargo, ambas están directamente conectadas en el sentido de las funciones sociales que cumplen las FF.AA. en nuestro país.
Cuando hablamos de defensa nacional, directamente la relacionamos con los uniformados; sin embargo, perdemos de vista que dicha defensa es responsabilidad de todos y cada uno de los ciudadanos desde el lugar en que nos toca estar.
En el caso del dengue, no es función de las FF.AA. ir a juntar basura ni mucho menos ser cortapastos a domicilio de personas indolentes e irresponsables que dejan al descuido sus patios y baldíos para alegría y festín de las larvas del Aedes aegypti que en este momento tiene en zozobra a gran parte de la población. ¿Para qué limpiar si para eso están los verde’o?
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Por otro lado, y pese a seguir todos los procesos requeridos y contar con el código SNIP (Sistema Nacional de Inversión Pública) para la compra de los helicópteros, todavía sigue siendo un gran problema acceder a ellos. ¿Por qué? Por una disputa entre empresas o por entredichos de acceso a la información externos a las FF.AA. Y mientras se “arma el desastre” y el problema allá afuera crece y pierde la ciudadanía. Porque tanto el dengue como los desastres que se avecinan requerirán el concurso de los uniformados. En este momento, prácticamente el único helicóptero operativo se encuentra asignado al CODI y ocasionalmente el mismo trabaja también en coordinación con otras instituciones como el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social cuando funge de ambulancia o con la Secretaría de Emergencia Nacional cuando se trata de llevar medicamentos y víveres en zonas aisladas.
El rol de las fuerzas armadas en el nuevo contexto mundial tiene mucho que ver con el trabajo coordinado con otras instituciones, las consecuencias sociopolíticas del mismo y con el desarrollo, aspectos fundamentales para la seguridad y la soberanía; un Estado sin estos dos componentes se parece o cuanto menos se acerca a algo llamado Estado fallido.