La tasa de interés

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No es poco lo que puede decirse sobre la importancia de la tasa de interés para una economía. Nos permite mover valores en el tiempo, trae consigo información sobre las expectativas, sobre la liquidez del mercado, y afecta una serie de decisiones microeconómicas y a nivel agregado.

Si se quiere hacer efectivo un cheque a futuro, seguramente se utilizará una tasa de interés para descontarlo a valor hoy, recordando que cuando la tasa de interés es más alta, el valor presente de un flujo futuro será menor. Si quiere comprar un electrodoméstico, analizará si la necesidad (impaciencia) amerita la cuota que pagará (que incorpora una tasa de interés). Si quiere invertir en una nueva máquina para su empresa, comparará la tasa de interés de un préstamo con la rentabilidad de la producción. Cuando la tasa de interés baja se vuelve oportuno consumir más e invertir más.

También se dice que la tasa de interés es un reflejo de la liquidez y del riesgo, o que la tasa de interés incorpora las expectativas inflacionarias y la información sobre el crecimiento económico esperado. Si la tasa de interés sube podría ser que haya menor liquidez o de que se percibe más riesgo en el mercado, o que las expectativas apuntan a una inflación más alta, quizás como resultado de un aumento de la demanda agregada.

Mirando el desarrollo doméstico de las últimas décadas se ve que hay un antes y después del 2003. Antes se tenían tasas de interés bancarias del 40% o más (activas), mientras que hoy están en el orden del 15%. Antes del 2003 los préstamos hipotecarios eran prohibitivos con tasas del 45%, mientras que hoy están en el 11% e inclusive del 7,5%. El espectacular descenso es sin dudas resultado del éxito de la estabilización macroeconómica iniciada en el 2003, de la baja de la inflación y de las políticas públicas.

Hoy tenemos un banco central que opera con el esquema de metas de inflación, donde la tasa de política monetaria –una tasa de interés para operaciones de muy corto plazo– es la variable clave a través de la cual se transmiten sus decisiones al mercado. Hoy su tasa de política es del 4%, apenas positiva si se descuenta la inflación, manteniendo un perfil expansivo, lo cual tiene un efecto cada vez más importante a través del canal del crédito.

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Además, se ha venido reduciendo la tasa de interés de los Bonos del Tesoro, gracias a una responsable gestión de la política fiscal. Allá por el 2006 la tasa de interés de los bonos en el mercado interno era del 15% y en el 2020 se ubica levemente por debajo del 7%. Esta es la referencia más importante que fija el piso para las tasas de interés de los proyectos de inversión en la economía.

Antes con los altos niveles era imposible distinguir las señales insertadas en la tasa de interés, hoy se puede empezar a ver. Hemos avanzado mucho, pero todavía hay desafíos. Las tasas de interés parecen aún relativamente altas para la historia reciente de inflación del país. Posiblemente bajar más la meta inflacionaria no ayudaría tanto como promover acciones que mejoren la eficiencia de la intermediación del sistema financiero, fortalezcan la cobertura de riesgos, mejoren los sistemas de información crediticia, impulsen una mayor oferta de títulos, con la expansión de la educación financiera.

(*) Viceministro de Economía del Ministerio de Hacienda.