Mujeres heroicas

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En la vida diaria encontramos mujeres verdaderamente heroicas. Sus roles de mamá, esposa, hija y profesional no les dan respiro. Qué tiempo van a tener para ir al gimnasio, al cine, a tomar café con una amiga o visitar a una tía. Se supone que con los recursos que otorgan la tecnología actualmente y los electrodomésticos que son miles, la vida tendría que ser más fácil y contar con más tiempo para familia, amigos y para ellas mismas. Pero la realidad no es así.

Comencemos con una jornada de lunes. Muchas mamás ya están de pie a las cinco de la mañana preparando desayunos y uniformes. Despertar a los chicos puede ser toda una batalla y los minutos que transcurren convertirse en una batalla campal.

Mientras los niños desayunan o se visten, mamás modernas se maquillan en apuro o miran sus teléfonos. Hoy día, casi todas las profesiones exigen estar 24 horas con el celular a mano. Especialmente actividades relacionadas con el marketing, las comunicaciones, la medicina, la política, el arte, no dejan dormir y hay que responder a clientes o pacientes, no importa si son las dos a.m. Para ello se inventó el Whatsapp.

Pero no solo Whatsapp hay que contestar. Igual atención requieren los correos electrónicos, mensajes de textos y de voz, y ni qué decir, de las redes sociales. En vez de volver la existencia más placentera, la tecnología la ha hecho más pesada y estresante. No sé cómo soportamos la saturación con la información, que nos llega como alud, cada segundo. Indudablemente el cerebro se capacita y se adapta a ese fenómeno actual.

Sigamos con la rutina de las mujeres heroicas y estoicas. Después de bajar a sus hijos en la puerta del colegio, tarea que les toca de lunes a viernes, correrán a sus puestos de trabajo, donde las tareas no terminan nunca. Es un misterio y no podemos precisar en qué momento beben una taza de café o un vaso de agua. Almorzará cuando haya tiempo y retornar al colegio a buscar a los chicos. Algunas tienen suerte y los maridos se encargan de este menester.

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No queremos ni pensar que hoy día se pueda encontrar una colaboradora en el hogar, es hallar una aguja en el pajar. Hoy por hoy, las domésticas con sus conquistas laborales, tienen sus horas ocupadas y algunas trabajan por horas.

Tener una a tiempo completo es un privilegio al que pueden acceder solo las personas con mucho dinero.

Al retornar a la casa, mamá exhausta y agotada, debe reiniciar su labor. Limpiar, ordenar y repasar. Ayudar a las tareas escolares y ver los alimentos en la nevera. Dar los medicamentos al marido o a los niños y seguir contestando los Whatsapp. ¿Podrá ver el capítulo de alguna novela o leer un libro? No sabemos, lo cierto es que debe ser supermamá, supermujer.

No podemos dar vuelta atrás o cambiar la situación como la vivieron las abuelas. Sin cansancios, sin teléfonos y sin estrés. Sin tantas reuniones en las escuelas y en las oficinas. Sin tantas facturas que pagar. Sin tantos compromisos que cumplir. Y eso no es todo. La mujer maravilla tiene que estar espléndida y seductora. Sonriente y de buen humor. Amante perfecta. Profesional capaz y eficiente. Divina mujer. Y con todos estos atributos no se la valora como corresponde a un ser sublime que no se puede equivocar, no puede fallar, no se puede enfermar. Las heroicas están entre nosotras y se merecen homenajes, no solo 24 de febrero ni 8 de marzo, sino todos los demás días del año.

blila.gayoso@hotmail.com