Con esta variable en mano, las autoridades, con el presidente Mario Abdo Benítez y el ministro de Salud Pública, Julio Mazzoleni, a la cabeza, van capeando el temporal de manera óptima con medidas que de buenas a primeras nos parecieron extremas, descabelladas e inauditas. Suspensión de conciertos, partidos de fútbol, clases en los tres niveles educativos y todo tipo de aglomeración de personas, encendieron las quejas y dispararon la sicosis en la población.
Supermercados desabastecidos, peleas en los colectivos, madres sin saber qué hacer con sus hijos en casa, gestantes dudando en acudir o no a sus controles prenatales, muchas dudas, pocas certezas eran el telón de fondo de la situación a mitad de la semana pasada.
Todo muy al estilo de “Algo muy grave va a suceder en este pueblo”, cuento de Gabriel García Márquez, solo que con el aditamento de memes, mensajes apocalípticos, fakenews y todo lo inimaginable corriendo como reguero de pólvora vía redes sociales. La diferencia es que en nuestro Macondo nadie se va del pueblo; todos están obligados a quedarse en sus casas. A propósito, la campaña #QuedateEnCasa también ha supuesto otra serie de críticas.
Sin embargo, a la vista de la evolución y rápida expansión de la pandemia, las medidas tomadas han puesto a Paraguay como referente internacional cuando decidió poner en cuarentena a todo el país durante 15 días desde el pasado 10 de marzo. “Si tomáramos el ejemplo de Paraguay, hoy no estaríamos así”, rezaba uno de los tantos tuits lanzados desde Europa en referencia a la decisión.
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Así las cosas, también se debería pensar en el impacto económico y social que tiene la medida sobre los sectores menos favorecidos y que también, coincidentemente, son los más vulnerables cuando hablamos del acceso a la salud pública.
La flexibilidad y la flexibilización deberían ser dos términos aplicados por los empleadores del sector privado para con sus trabajadores. Así también las estatales que ofrecen servicios y otros que involucran cobros y pagos deben también ser solidarios en estos momentos.
Siguiendo la línea de marcar pautas sanitarias, el Gobierno redobló su apuesta preventiva y desde mañana se implementará el cierre parcial de las fronteras.
Aunque la medida no es aún del todo clara, lo que sí es claro es que al fin parece que tenemos personas a quienes no les tiembla el pulso para tomar decisiones pensadas en el beneficio de la mayoría de la población.
Pero ojo, no lo hacen porque solamente son “buenos, solidarios y caritativos”, lo hacen porque están conscientes de que nuestro sistema de salud podría terminar por colapsar en caso de que esta pandemia tome por asalto las narices, gargantas y pulmones de la población paraguaya. En toda esta cuestión pandémicas todos, absolutamente todos, estamos aprendiendo. Es un “ensayo-error” permanente y debemos seguir a quienes entienden de esto.
Sí, es cierto, es mucha información que procesar. Pero ante la duda se sugiere seguir las pautas dictadas por el Ministerio de Salud Pública. Los updates están ahí en su página web. Desde aquí, además de sugerir el lavado constante de manos, no salir de casa y llamar al 911 ante sospechas de tener síntomas de la enfermedad, va un consejo sencillo: al estornudar, hacerlo contra la cara interior del codo. Esto va para todos y todas, empezando por el Presidente de la República.
mescurra@abc.com.py