Los vestigios encontrados y enterrados en Primero de Marzo y Piribebuy nos entregan información como también evidencias sobre el pasado, que no sería posible obtener de otra forma.
De ahí la necesidad imperiosa de que estos hallazgos invaluables sean recuperados, puestos en valor y exhibidos en museos o sitios adecuados para que las nuevas generaciones puedan valorar, ser testigos y estar orgullosas del pasado de heroísmo de sus antecesores.
Lastimosamente la institución que debería velar y luchar para que esto suceda, la Secretaría Nacional de Cultura (SNC), se pierde en protocolos y burocracias, con cualquier tipo de excusas para no hacer absolutamente nada. Ordenando incluso volver a enterrar esos vestigios para supuestamente “protegerlos”.
En abril del 2019 se produjo un hallazgo histórico en la ciudad de Piribebuy, al encontrarse restos de lo que parecería ser un horcón quemado de madera, que sería parte del tejado o pilar que sostenía el Hospital de Sangre. El puesto fue incendiado por las fuerzas aliadas con heridos y médicos adentro, durante la batalla de Piribebuy, en el marco de la Guerra Grande. Arqueólogos de la SNC verificaron el sitio y tomaron muestras para la realización de análisis.
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Luego de más de un año, no hay resultados de dichos estudios y menos aún un protocolo de intervención. Mientras los vestigios que sobrevivieron tantos siglos se siguen pudriendo y deshaciendo bajo tierra. Al igual que el lanchón hallado en Primero de Marzo, en diciembre del 2019.
Los vestigios de la historia no pueden seguir enterrados. Un poco de patriotismo es lo que se le pide a la SNC, nada más.