Las recientes elecciones internas de los liberales colocaron en su podio presidencial a Efraín Alegre, quien, en medio de la euforia, ratificó su intención de sentarse en el sillón de los López. ¿Él es el hombre que el país necesita para salir adelante en estabilidad política y desarrollo socioeconómico? Difícil saberlo, aunque sus antecedentes no constituyen garantía alguna.
Alegre ya fue ministro en el gabinete del entonces presidente Fernando Lugo, como integrante de una alianza multipartidaria que terminó mal, en parte porque la cúpula liberal se prestó a la estrategia colorada para desalojar al exobispo del poder. Ahora Efraín está dispuesto a integrar una nueva concertación con sus mismos exsocios (Frente Guasu, PDP, PRF) del 2008. ¿La segunda parte será buena o es persistencia en el error?
En la izquierda, hay una sola figura indiscutida: el expresidente Fernando Lugo. Con sus aciertos y sus errores, con su carisma personal y sus debilidades morales, con su declarada opción por los pobres y su visto bueno a los negociados con los petrodólares venezolanos, el polémico religioso devenido en político genera adhesiones y rechazos. La Constitución le prohíbe ser reelecto, pero él no aceptará ser el segundo de nadie. En esta nebulosa, Lugo espera alguna señal divina que le indique el camino a seguir, pero en la política vernácula no existen los milagros.
En las carpas coloradas hay tensión e incertidumbre. El cartismo quiere la reelección, pero los votos parlamentarios no cierran para aprobar la enmienda constitucional. Fuera de Cartes, el oficialismo no tiene una figura descollante a la cual habilitar como caballo del comisario. En la interna colorada opositora, Marito Abdo Benítez intenta conformar un frente para consolidar su postulación a la presidencia de la República, pero fuera de la ANR su figura es muy cuestionada por su origen y cercanía a la repudiada era del estronismo.
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Aquí se acabaron las opciones; el futuro presidente saldrá de una de las nucleaciones políticas mencionadas. En este momento, no se vislumbran “outsiders” que pudieran aparecer y presentar batalla. La esporádica mención de que Mario Ferreiro podría ser una alternativa no pasa de ser una expresión de deseo. El conocido comunicador primero debe terminar su mandato como intendente, a finales de 2020, y luego, según cómo se haya desempeñado, quizás pueda ser una opción.
Así como están las cosas, el panorama para el 2018 no permite esperar grandes novedades. Los pingos en carrera no son muy diferentes entre sí. Hagamos acopio de paciencia y tratemos de formar a mejores líderes para el futuro.
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