Dudamel exiliado al silencio

SALAMANCA. Por si alguien no lo supiera, Gustavo Dudamel es, en este momento, el venezolano más admirado en una buena parte del mundo. A sus treinta y seis años, las orquestas más grandes e importantes de Europa y de los Estados Unidos se lo disputan. En un artículo aparecido en la revista “National Geographic” en octubre de 2010 (entonces solo tenía 29 años) fue calificado como “genio musical”. Quien desee saber más, actualmente es director de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, de la Sinfónica de Gotemburgo (la segunda ciudad más importante de Suecia, después de Estocolmo) y de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, es decir, la de su país, el mismo que en este momento lo amenaza con relegarlo al silencio.

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Dudamel cometió un error, y grave, para las pautas intelectuales que se manejan actualmente en su país. Durante las últimas protestas que se llevaron a cabo en Caracas contra la deriva autoritaria del gobierno de Nicolás Maduro, un chico de 17 años, Armando Cañizales, violinista del Sistema de Orquestas que él lidera, fue muerto en la calle de un tiro en la cabeza. La protesta de Dudamel no se hizo esperar y para completar la tarea, días más tarde escribió en el diario El País, de Madrid, un artículo contra la Asamblea Constituyente. También el joven de 17 años que durante las jornadas de protesta se enfrenta a las fuerzas policiales al servicio de Maduro tocando un violín es integrante de esa orquesta. Y aunque la policía le ha destrozado el instrumento varias veces, siempre hay alguien dispuesto a darle uno.

Maduro le lanzó una advertencia a través de su programa de televisión que se transmite en cadena a todo el país: “Bienvenido a la política, Gustavo Dudamel. No te dejes engañar y no ataques a quien ha sido el artífice de niños, niñas y jóvenes. Es muy fácil creer la mentira fresca, la mentira fácil y lanzársele al presidente Nicolás Maduro encima. Está bien, Gustavo Dudamel, que Dios te perdone por dejarte engañar”.

La represalia llegó días más tarde cuando la gira que Dudamel iba realizar con una orquesta compuesta por 200 jóvenes venezolanos por varias ciudades de los Estados Unidos fue cancelada. La amenaza de Maduro había sido clara –aunque basada en una mentira–: “El sistema de orquestas existe gracias a la revolución”.

En respuesta a tal afirmación, el periodista Tulio Hernández, en un artículo publicado en el periódico español El País, se encargó de desmentirlo con fechas, nombres y lugares imposibles de refutar, ya que fue testigo de un momento histórico del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles (proyecto similar a nuestro Sonidos de la Tierra, que dirige el maestro Luis Szarán), que había sido fundado por el músico venezolano José Antonio Abreu en 1975, durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez. La idea de Abreu era democratizar la enseñanza de la música y llegar con ella a zonas donde los niños ni soñaban con poder tener acceso a un estudio académico.

En 1999 José Antonio Abreu necesitaba apoyo financiero para su proyecto que gozaba ya de fama internacional. Había nuevo presidente: Hugo Chávez a quien invitó a un concierto. Fue el mandatario al teatro Teresa Carreño, el más importante de Caracas, donde Abreu había colocado, estratégicamente, un coro de unas cien voces y una orquesta de igual tamaño. Llega el mandatario y al dirigirse al palco asignado, a una señal de Abreu, orquesta y coro interpretan el Himno a la Alegría de la Novena de Beethoven. Dice el autor del artículo, testigo presencial de este episodio, que a Chávez se le saltaban las lágrimas y Abreu logró el apoyo financiero que necesitaba. El Sistema de Orquestas no fue obra de Chávez, sino simplemente siguió su trabajo gracias a una ayuda financiera. Pero Maduro aquí emula al ministro nazi Goebbels, quien cada vez que escuchaba la palabra cultura sacaba el revólver. Maduro saca a relucir su ignorancia, que es la única arma que tiene y sabe manejarla.

jesus.ruiznestosa@gmail.com

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