21 de agosto de 2005 - 09:08
El antiguo mito de los dictadores honestos
Este artículo tiene 20 años de antigüedad La propaganda que acompaña a todo dictador es la de ser un gobernante probo, honesto y patriota. Si es militar, invariablemente se nos presenta como pundonoroso, austero y nacionalista. Estas virtudes sirven, desde luego, para que a su sombra se cometan las más escandalosas rapiñas. Sin salir de nuestro continente, pensemos en Trujillo, Duvalier, los Somoza, Noriega, Pinochet, Stroessner, y todos los demás "pundonorosos".