Esperar el micro, cuestión de décadas

La odisea del transporte público no se soluciona comprándose un vehículo, menos elevando el pasaje de manera encubierta con promesas de aire acondicionado. Hay que remover de una vez esta estructura inservible y hacer uso de la autoridad popular en pos del bienestar ciudadano. A fuerza de interminables y sufridas esperas de micro nos percatamos de que no hay voluntad para solucionar y que en este país siguen predominando los intereses económicos sobre las personas. “Estudios”, “acuerdos” y demás eufemismos de negocios privados se pasan postergando algo tan vital como el transporte. No hemos tenido el reflejo de ninguna encuesta real, seria y confiable sobre qué prefiere la gente.

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Anécdotas tenemos todos los días de cómo cuesta romper esa pasividad nativa de esperar y esperar, sin reaccionar. Un domingo un grupo de personas esperábamos una de las líneas con más unidades en relativamente buenas condiciones que tenemos (ramal Zeballos Cue-Lambaré). A medida que iban pasando los minutos, llegada la media hora y la hora entera, canalicé mi fastidio con algunos comentarios buscando el apoyo de otras personas; debo admitir que no me extrañó que solo y apenas recibiera la mirada perdida de un joven que estaba con sus auriculares puestos y que probablemente jamás entendió lo que ocurría. Un muchacho se animó a decir: “Así nomás son los domingos”. A lo largo de la vereda, familias con niños que lloraban (ya inquietos por la hora y la tardanza) formaban parte del grupo abandonado en pleno domingo de noche. El final de la pesadilla para mí, fue tomar un taxi y seguir el tema con el taxista: “Así luego son los días de clásico (fútbol), ómnibus hasta las 6 de la tarde tenés”. Al llegar a mi casa escribí en la página de la línea de bus, preguntando cuál es el plan que ellos manejan en días de fútbol, pero no obtuve ninguna respuesta.

También vemos que se están colocando en las paradas de colectivo gigantografías de una marca de motocicletas, por supuesto dicha publicidad evita mencionar que el tráfico aumentará y que los accidentes mortales son diarios.

Otro horario “imposible” de resolver para el sistema vigente es el nocturno. Toque de queda para las personas que no tienen vehículo y si trabajan y salen tarde, que Dios los ayude. Esta semana un grupo civil arrancará con una idea para paliar esta carencia. Sea o no una “intención proselitista disfrazada de bonanza”, el hecho es que quien pueda aprovecharla lo hará. La inteligencia está en saber después a qué plataforma y personas les damos nuestro valioso voto comunal.

Esperar el colectivo es una odisea, otra muestra fehaciente de que no logramos entrar a un mínimo nivel de calidad de vida. Asunción, cada día peor. Es preciso formar grupos verdaderamente independientes para presionar a los irresponsables. Prioridad necesitamos en la frecuencia, seguridad y costo real del pasaje. Pensemos en cuánto se agilizaría y se ahorraría en litros de combustible al año, si apoyamos el mejoramiento del transporte público, además de limpiar el aire que respiramos. Dice certeramente Enrique Peñalosa, exalcalde de Bogotá: “Una ciudad avanzada no es aquella donde los pobres pueden moverse en auto, sino una donde los ricos usan el transporte público”.

lperalta@abc.com.py

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