Falta mucho, pero no demasiado

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Solapadamente o no tanto se empiezan a perfilar candidaturas para el próximo periodo presidencial, mientras el país se debate entre sus carencias tradicionales, sin que se vean indicios de que haya ganas o carácter para impulsar soluciones de fondo a problemas que todos conocen.

Para el lector desprevenido de la realidad política local el 2016 se perfilaba como un año tranquilo en términos de disputa electoral. Solamente están previstas las internas del PLRA, en junio.

Sin embargo, históricamente en nuestro país, al llegarse a la mitad del mandato de los presidentes y al estar prohibida la reelección, suele presentarse el fenómeno que podemos llamar la “fiebre de la sucesión”.

El interés por la figura de la reelección presidencial, que ha desvelado a todos los mandatarios paraguayos desde el fin del vitaliciado stronista y con la vigencia de la Constitución de 1992, ha tomado en este periodo algunos condimentos particulares.

Los oficialistas dicen que de eso no se habla, aunque se esté hablando mucho. Es como un fantasma que “no está, pero está”.

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El mensaje que baja desde las “altas esferas del Gobierno” es que el tema no se debe mencionar, aguardando los tiempos propicios para hacerlo abiertamente. El Ejecutivo y su entorno esperan también que nadie haga proselitismo por otro candidato en esta etapa. Algo que varios actores políticos no están dispuestos a cumplir, empezando por el mismo Presidente.

Horacio Cartes ha optado en esta etapa por una forma tradicional de hacer proselitismo. El asunto es comenzar a hacer inauguraciones de obras, dando la imagen de que este gobierno hace cosas en distintos puntos del país. Aunque no sean obras rimbombantes (que no hay). Basta con la entrega de unas cuantas casitas, habilitación de tramos de rutas, aportes para agricultores, etc.

Pero, eso sí, hablar con los medios de prensa lo menos posible. El discurso no es el fuerte del Presidente y corre el riesgo de decir, en cualquier momento, algo que no debe.

El fruto que esperan recoger de este “proselitismo karape” es que, aproximadamente entre agosto y octubre de este año, un grupo de intendentes y gobernadores colorados lleguen hasta la residencia presidencial de Mburuvicha Róga para pedirle al “líder” que preste oídos al “clamor popular”, y “permita” que unos cuantos heroicos parlamentarios de su partido presenten el pedido de enmienda constitucional que lo habilite a optar por un nuevo mandato. Un guión poco original pero muy posible, con alguno que otro retoque.

Ciertos actores políticos colorados esperan que este plan tenga un estruendoso fracaso. Están quienes ingenuamente apuestan a ser elegidos como sucesores por el Presidente. Están los que esperan tener vuelo propio, con el respaldo del Mandatario.

En los partidos de oposición comienzan a barajarse tímidamente algunas candidaturas, que hacen patente la falta de nuevas figuras.

En estas condiciones, el escenario actual está también abierto para propuestas novedosas que, dentro mismo de los partidos, pueden poner en jaque a las estructuras tradicionales.

De repente, que algunos se animen a plantear salidas creíbles para mejorar la educación y la salud pública o para una mejor distribución de las tierras y de la riqueza en nuestro país puede significar la revolución que muchos paraguayos y paraguayas están esperando.

mcaceres@abc.com.py