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El Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (Senave) normalmente, con bombos y platillos, anuncia que ya no se expedirá la Autorización Fitosanitaria de Importación (Afidi). Pero todos los años, los mercados nacionales se abarrotan de productos de los países vecinos que ingresan, a pesar de la prohibición y de la existencia de puestos aduaneros en las franjas fronterizas y sobre las rutas nacionales, como los de Tavapy o del Km. 60.
Los pobres horticultores deben abandonar sus chacras y establecer un sistema de vigilancia, sobre los puestos de control durante las 24 horas, si quieren frenar mínimamente el contrabando que se realiza. Evidentemente, con la complicidad de funcionarios venales, a quienes lo que menos les importa es la producción nacional o la subsistencia de familias campesinas que luchan por alcanzar un nivel de vida mejor.
Los bananeros de Tembiaporâ, el año pasado dieron ejemplo de que no todo debe esperarse del Estado. Se unieron para realizar el enripiado del camino de acceso a su distrito, ante la inoperancia gubernamental.
Este año sufrieron las trabas a la importación de la banana del gobierno argentino y sufrieron pérdidas de hasta 80%. Ahora también deben peregrinar por los puestos de control para evitar que el contrabando los perjudique aún más.
Es lamentable que el gobierno, antes que apoyar a quienes producen y crean fuentes de trabajo, los desalienten dejando impunes a funcionarios que sólo buscan llenarse los bolsillos a costa del sacrificio de gente honesta y laboriosa. Si las instituciones funcionaran como deben, los horticultores y bananeros estarían en sus fincas produciendo.
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