Incursiones peligrosas

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Los indígenas siempre se han caracterizado por los grandes desafíos de la vida, ya que para sobrevivir tuvieron que enfrentar la inhóspita selva, los animales y al mismo hombre blanco. Después de las colonizaciones de sus territorios algunos tuvieron que mudarse de sus hábitat y otros simplemente se adaptaron a la situación actual.

Pero en los últimos tiempos se vieron acorralados por los grandes productores, especialmente de soja, maíz, trigo y otros en la Región Oriental, y por los menonitas y brasileños en la zona Occidental.

Las campañas electorales tanto del presidente Fernando Lugo como del vicepresidente Federico Franco se centraron en que iban a mejorar el nivel de vida de los indígenas. Sin embargo, después de asumir el cargo se olvidaron de los nativos.

Actualmente los indígenas, guiados por sus caciques, que solo buscan satisfacer sus apetencias personales hacen cualquier cosa. Varios grupos copan las grandes ciudades, especialmente Asunción, Ciudad del Este, Coronel Oviedo, Filadelfia y Encarnación, convirtiéndose en mendigos.

Algunos para simular la mendicidad venden artesanías, mientras que otros directamente piden una monedita a los conductores.

Las autoridades locales y regionales han realizado esfuerzos estériles para que estos nativos vuelvan a sus tierras, construyéndoles casas, dándoles víveres y herramientas. Pero a los pocos días venden todos los víveres y las herramientas, como hicieron   los nativos liderados por los Domínguez de Cnel. Oviedo, quienes son ocupantes eternos de la Plaza Uruguaya de Asunción, vuelven a la capital.

Hasta aquí la situación incluso podría considerarse aceptable, pero en los últimos días están incursionando en actividades que podrían considerarse hasta delictivas. Recientemente, en la zona de Capiibary cerraron la ruta que une este distrito, la  de Yasy Cañy (Canindeyú) y Santa Rosa del Mbutuy (Caaguazú), exigiendo peajes a los conductores. El cobro realizaron de acuerdo al tamaño del vehículo y era de G. 10.000,  20.000 y 50.000. Aquellos que no tenían dinero solventaban el costo del "peaje" con víveres y los que no podían se quedaban al costado de la ruta.

Mientras tanto en Mcal. Estigarribia un grupo de nativos mantuvo de rehén a siete concejales, supuestamente pagados por los políticos beneficiarios,  porque no querían aprobar construcción de empedrado  y el presupuesto, supuestamente plagado de irregularidades.  Esto demuestra que los indígenas están incursionando en actividades peligrosas, y si el gobierno no toma cartas en el asuntos llegaríamos a tener hasta nativos asaltantes, invasores de tierras, motochorros y otros.

Es hora de que tanto Lugo como Franco cumplan con sus promesas y busquen la forma de que los nativos tengan un mejor pasar, de lo contrario podría ocurrir cualquier cosa, ¿y quién o quiénes serán los responsables?
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