La lección Brasil

Hasta el momento existen 21 fiscales que vienen trabajando en aproximadamente 150 investigaciones, hay 39 acciones penales en la justicia federal de Paraná y cinco acciones civiles para obtener la devolución de lo desviado. Hay 494 personas y empresas que están en la mira de la Justicia, de las cuales 57 son políticos, numerosos de ellos ya pasaron por la prisión preventiva e incluso algunos siguen privados de su libertad.

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Estos son solo algunos de los números publicados recientemente por el diario Folha de Brasil con relación a la investigación de corrupción más grande de la historia de ese país, bautizada como el Petrolão. Una investigación que está poniendo en jaque a los más avezados políticos de los más importantes partidos y a empresarios de megasociedades que manejan miles de millones de dólares.

Un juez implacable que se ha animado a enfrentar todo tipo de presiones, acompañado de fiscales que se han puesto los pantalones largos, y una increíble Policía Federal que no ha cedido a presiones, demuestran que instituciones sólidas son la garantía del verdadero desarrollo. Tanta es la seriedad de este proceso que hasta el poderoso Lula está contra las cuerdas mientras Dilma mira con temor y es probable que sea la próxima.

En el Brasil se ha iniciado un proceso para un juicio político a la presidenta; pero más allá de lo que pueda pasar con ella, un debate persistente tiene que ver con el futuro: ¿En quién confiar si políticos de casi todos los partidos y grandes empresarios están envueltos en este escándalo?

En Paraguay las cosas se manejan de manera diferente pese a que se viene dando una situación relativamente similar, aunque en menores proporciones, pero con un desenlace absolutamente distinto. Desde hace meses se vienen ventilando irregularidades de todos los colores en la Justicia Electoral, que afectan en muchos casos a los tres integrantes del Tribunal Superior (TSJE).

Es cierto que se han iniciado investigaciones penales a raíz de estas denuncias; sin embargo, llama la atención que los legisladores no hayan activado los resortes jurídicos previstos para la destitución de los mismos vía juicio político. La cuestión es sencilla: las autoridades del TSJE saben demasiado sobre las trapisondas de los parlamentarios para la ubicación de operadores políticos rentados por el Estado (ergo, nosotros), la colocación de amigos, correligionarios y hasta amantes.

Así se podrían citar una serie de hechos sumamente graves que afectan a autoridades y, por qué no, también con tentáculos en el sector privado. Lo cierto es que, al igual que en el Brasil, la clase política paraguaya se encuentra con un desprestigio creciente.

En estos días ha surgido una tímida propuesta que podría ser la respuesta para no caer en el caos y liberar a nuestro país de las claques que manejan a su antojo los partidos políticos en el Paraguay: el desbloqueo de las famosas y tristes listas sábana. Lo ideal sería que este mecanismo no se limite a las internas de los partidos sino que se extienda a las elecciones generales.

Será una oportunidad brillante para deshacerse de las lacras políticas y un verdadero ejercicio de democracia para toda la ciudadanía. Pero esto no será posible si los propios ciudadanos y las organizaciones no ejercen presión. Es hora de deshacernos de nuestro “petrolão”.

rsosa@abc.com.py

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