Peligroso “mariscador”

La incursión cada vez más numerosa de depredadores de la fauna en el departamento de Ñeembucú amenaza con hacer desaparecer definitivamente especies en peligro de extinción y otros animales característicos de la zona. Los cazadores furtivos igualmente están sospechados de ser protagonistas de los casos de abigeato.

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Disfrazados de pescadores se instalan en los lugares poco poblados y masacran la fauna íctica utilizando elementos prohibidos, que no dejan vivos ni los más pequeños ejemplares de valiosos peces de río. Estos “pescadores” van armados con escopetas y rifles, liquidando todo ser vivo que se les atraviese en el camino. Sin contemplaciones, matan desde carpinchos y ñandúes hasta ciervos y especies exóticas. Las vacas de los habitantes honestos de la zona también terminan siendo “presas” de estos delincuentes.

Quizá por una cuestión cultural la acción de los depredadores solo genera la reacción tímida de algunos productores afectados, que temerosos no pasan de la simple queja e incluso dejan de recurrir a los organismos encargados de combatir estos ilícitos. Lamentablemente, en Ñeembucú y el resto de nuestro querido Paraguay son contados los ciudadanos que se animan a cumplir fielmente con su compromiso y los pocos que lo hacen no reciben ningún estímulo por proceder con honradez.

Este es el caso del representante departamental de la Seam, Javier Encina, que tras desbaratar un grupo de pescadores furtivos, recibió como “premio” a su eficiencia, la amenaza vía telefónica de un funcionario del Poder judicial. Parecería un chiste, pero es el empleado del poder encargado de hacer cumplir las leyes el que “advierte de su error” al representante de la Seam. Va más allá expresando que él también se encontraba cazando ciervos, carpinchos y portando bolsas de carne vacuna en la zona, en el momento del operativo de la Seam, Prefectura y la Policía Nacional. Le advirtió que como mariscador es hábil en el manejo de armas y que tenía suerte de no haber “chocado con él”.

Esperemos que tras este hecho, los responsables de las instituciones del Estado sepan premiar la valentía de quien a riesgo de su vida hace cumplir la ley y protegerlo como corresponde para que siga la desigual lucha contra los depredadores que abundan en los parajes del Ñeembucú. La fauna de una zona que aún conserva especies ya extinguidos en otros lugares del país merece ser protegida como un legado para las futuras generaciones.

clide.martinez@abc.com.py

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