Trump y Sanders, dos opositores con el mismo discurso

Donde Donald Trump se siente más fuerte en el campo económico, porque es un empresario exitoso. En el socialismo, ostentado por Bernie Sanders, los cambios más profundos se producen en la economía, pues ese es el umbral de la igualdad colectivista.

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Ambos candidatos opositores proponen implantar una política económica proteccionista. Sanders es más ilustrado que Trump, de ahí su encanto sobre los millenials, que son sus principales seguidores.

Pocos norteamericanos jóvenes escucharon las ilusorias dulzuras del socialismo, que mordazmente se plasmaron en el film “Rebelión en la granja”, basada en la obra de George Orwell. (Les evitará leer “El Manifiesto Comunista”).

Oír a Sanders es encantador. Tiene la magia de los oradores de antaño que conocen el discurso izquierdista de punta a cabo. Todo parece congruente en la utopía; no es por casualidad que Europa se dejó engañar por la idea y que Karl Marx sea el filósofo más influyente de los tiempos modernos.

Irónicamente, el capitalista implacable que es Donald Trump, sin siquiera darse cuenta de lo que dice, pues es neófito en política y, seguramente sin haber leído a Marx, expresa prosaicamente lo mismo que Sanders.

Si cualquiera de los dos llega a ganar las elecciones y cumple su promesa de traer los empleos de China, México u otro país con mano de obra barata a los trabajadores norteamericanos, cerrando las fronteras a los productos extranjeros o elevando las tarifas, Estados Unidos dejará de ser el país de la abundancia y se convertirá en uno de los lugares más caros del mundo.

Las que sufrirán serán las clases medias, que no podrán comprar lo que deseen y deberán contentarse con artículos costosos o tal vez sin ellos. Como los europeos.

Sanders es un hombre de temperamento manso e ideas dañinas, como el papa Francisco. Trump es un macho alfa avasallador. No es de pensamientos profundos ni maléficos, pero no sabe el juego en que se está metiendo.

¿Cómo acontece que un multimillonario capitalista y un pelado socialista converjan? Llanamente: los extremos se juntan. Ambos creen que tienen la mejor solución y ambos están equivocados. Trump es un capitalista populista y Sanders es un “progre” químicamente puro, letal para la libertad.

Sanders es propulsor del Estado paternalista. Trump es autoritario y ansía deleitarse con el poder estatal. Está con la adrenalina full. Nunca antes sintió el goce de ser vitoreado por millones de fans.

Entre el placer que da el dinero y el poder político, el regocijo político supera con creces al del dinero. Cuando puedes tener todo aquello que es material y eres famoso, lo único que te falta es “la gloria”. Para obtenerla hay que hacer historia y ésta la escriben los políticos.

No es lo mismo regir sobre 15.000 empleados, que sobre 300 millones de personas. Tampoco es comparable manipular 10 millardos con 18 billones de dólares. Ni qué decir del comando sobre la policía y el ejército, los únicos autorizados por ley a ejercer la fuerza coercitiva. Como trofeo final, el que dirige a la potencia más grande se convierte automáticamente en el individuo más poderoso del mundo.

Trump es entretenido pero hay que proyectarse más lejos. Marco Aurelio dijo que para dedicarse a la cosa pública hay que dejar los asuntos mundanos con por lo menos ocho años de anticipación.

La experiencia y serenidad que se adquiere mirando desde la distancia y estudiando con profundidad los acontecimientos es vital para gobernar acertadamente. A Trump le falta ese recorrido.

Sanders es el entusiasta de una ideología que fomenta la mediocridad y es la principal causante de las desgracias humanas. Sanders obra premeditadamente. Trump no sabe a dónde va. Sanders, supuestamente, no tiene chances de ganar, a menos que Hillary Clinton sea enjuiciada y castigada. Trump, es el favorito.

©FIRMAS PRESS

* Analista político

www.josebrechner.com

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