Preocupa desigualdad educativa

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Aníbal Cabrera, de CDIA.
Aníbal Cabrera, de CDIA.

Las medidas de compensación educativa que se están tomando actualmente en Paraguay, para los y las estudiantes, son útiles. Sin embargo, no contemplan en todos los casos la realidad social y económica de los menores de edad. Así las cosas estamos ante una desigualdad educativa, afirman la Coordinadora por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia (CDIA) y Callescuela.

En el actual contexto de la emergencia sanitaria y las medidas urgentes implementadas, respecto a la educación, no se pueden pasar por alto las diversas necesidades de los grupos de niñez y adolescencia, particularmente más vulnerables.

Si bien se están dando pasos para alivianar el golpe económico de las circunstancias actuales de aislamiento social, no son pertinentes las medidas, dado el contexto social y económico. “Las acciones de parte del Gobierno obligan a hacernos la siguiente pregunta: ¿los de siempre van a quedar relegados y excluidos de nuevo?”, pregunta Aníbal Cabrera director de la CDIA.

Según el mismo, existe una realidad social y hay que pensar en los obstáculos en el acceso a los recursos de aprendizaje que se intenten proporcionar.

“Siempre existe una parte que quedará fuera de la capacidad de llegada del Estado o a cuyas necesidades específicas de aprendizaje no se ajusta la respuesta que se brinda. Por ejemplo, ¿Qué pasará con la niñez y adolescencia con discapacidad?

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“Antes de la llegada del covid-19 al país, la declaración de pandemia por parte de la OMS y las medidas dispuestas por el Gobierno, las desigualdades y dificultades para la inclusión ya eran una realidad y es muy probable que en este momento solo se profundicen. Niñas, niños y adolescentes en asentamientos rurales ya estaban ayudando a sus familias con las plantaciones y lo seguirán haciendo; las responsabilidades de cuidados de miles de niños y adolescentes de estratos sociales medios y bajos ya recaen especialmente sobre las niñas y las adolescentes mujeres, que se verán sobreexigidas en estas tareas de cuidados en las casas. Si bien una respuesta de Estado debe ser universal, también debe ser incorporadas las diversas especificidades que existen y que eventualmente en este contexto se pueden presentar e incluso agudizar” señala Aníbal Cabrera.

Callescuela

Norma Duarte, trabajadora social y miembro del cómite directivo de la organización Callescuela, dice que el sistema educativo en Paraguay desde hace muchos años, genera una masa de excluidos y excluidas.

“Por un lado ir a la escuela pública representa el acceso a un derecho universal, el Estado garantiza ese derecho, porque somos un estado social de derechos. Pero eso se constituye en una trampa. Los niños, niñas y adolescentes de los barrios más empobrecidos, de los asentamientos y los del campo acceden a una escuela donde la educación no es ni oportuna, ni pertinente ni de calidad. Estamos hablando de los más de 700.000 niñas y niños que viven en la pobreza, terminan el noveno grado sin alcanzar siquiera lectura comprensiva, ni acceso a otras lenguas, ni desarrollo de habilidades y capacidades que le permitan acceder al conocimiento científico y así desarrollar su potencial”, afirma Norma.

Sistema educativo

El sistema educativo en Paraguay históricamente fue desigual, y generó siempre desigualdad. En este contexto de pandemia, con la suspensión de clases y la propuesta del MEC de las plataformas virtuales, etc, son esfuerzos que sirven, para un grupo importante, es cierto, pero hay un grupo tan importante como el anterior, quedan afuera otra vez, son los mismos grupos de siempre.

Las condiciones en la que están viviendo en los barrios, en los Bañados, en las comunidades indígenas (urbanas y rurales), en los asentamientos, en el campo, no tienen las condiciones para acceder a estas formas, ni tecnológicas ni de contexto. “Y de contexto nos referimos a las condiciones materiales concretas. En el Bañado, cada diez cuadras, en cada capilla u organización comunitaria hay una olla popular, hay hambre, las familias, especialmente las mujeres deben buscar estrategias para que los niños y las niñas coman una o dos veces al día. Están atendiendo a los hermanitos, haciendo la cola para acceder a la olla. Hay un sinfín de situaciones que no se consideran y tal como dicen los organismos internacionales de Derechos de la Niñez, hay que tener especial cuidado en que las estrategias de los sistemas de educación, en el contexto de confinamiento por la pandemia, no signifiquen profundizar las desigualdades ya existentes”, advierte Norma Duarte.

Condiciones de vida de la niñez

Existen miles de NNA con hambre, problemas de salud referidos a cuestiones respiratorias, mala alimentación (diarreas) o desnutrición, entre otros. Estas circunstancias requieren sopesar la posibilidad de la pérdida del año académico, en una situación en donde las energías, prioridades e incluso incertidumbres son absolutamente primarias, como saber si podrán o no comer hoy y mañana las familias. Más del 80% de los casos de violencia y abusos ocurren en las casas. Las maestras o directores de escuelas suelen ser las personas de confianza de los niños, niñas y adolescentes.