“En manos de los maestros está que una comunidad avance o se hunda”

“En manos de los maestros está que una comunidad avance hacia la cumbre o se atrase y se hunda en el oscuro abismo de la ignorancia”, dice la profesora Guillermina Schneider. Sabe de lo que habla: hace más de 30 años que trabaja en la docencia en diferentes niveles educativos, convencida de que el buen manejo de la lengua es fundamental para evitar malentendidos.

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Sus estudios y su experiencia le dan autoridad suficiente para expresar que el rol de los maestros es fundamental para el futuro de la sociedad y que el buen uso de una lengua facilita la comunicación. En estos puntos la docente, también licenciada en Letras, coincide con los postulados de la organización Juntos por la Educación, que quiere potenciar el aprendizaje de la Lengua Española y mejorar la formación de los docentes.

“En manos de los maestros está que una comunidad avance hacia la cumbre o se atrase y se hunda en el oscuro abismo de la ignorancia y se merezca el vituperio y la ignominia de los que consideran que todo esto es fruto de la desidia, del egoísmo, de la hipocresía”, explicó.

Malentendidos

Schneider considera que el manejo de la lengua con la cual se comunican los miembros de una comunidad deberá cumplir con todos los requisitos rayanos en la excelencia, de manera que no existan subterfugios o malentendidos que obnubilen el camino perfecto para el logro de los objetivos.

“En nuestro caso nos referimos a la lengua española, que posee reglas de uso correcto, vocabulario rico y enjundioso y una estructura base que no se presta a ambigüedades, salvo intenciones predeterminadas”, añade.

Por eso cree conveniente recordar que al emplear bien, “pero muy bien”, una lengua, se facilita la comunicación y evolucionan también los contenidos de las otras materias.

“Como todos sabemos por experiencia, el estudio sistemático de una lengua implica trabajar: vocabulario, comprensión lectora, ortografía y morfosintaxis. Sin estas cuatro áreas es imposible lograr una buena preparación idiomática. Y solo con el manejo apropiado y oportuno de la lengua se puede conseguir fluidez y espontaneidad en su implementación”, señaló.

“Hay que leer”

No hay muchos secretos a la hora de plantear mecanismos para mejorar el manejo de la lengua de una comunidad. “Para que se pueda hay que comenzar leyendo. Eso quiere decir tomar conciencia de la realidad del entorno. Y hay que leer una variedad de textos, comenzando desde los más sencillos e ir subiendo”, agrega.

En las aulas, a lo largo de la vida académica de un alumno, ve también importante la repetición de los temas, con diferentes niveles de profundidad. “Por ejemplo, el tema de la libertad, que se vuelve a tomar en cada ciclo, y en cada ciclo se va graduando la cantidad de información y de extracción de los conceptos del texto. A un niño pequeño hay que darle la facilidad de opción. Decirle: ¿querés tomar leche o café con leche? Allí se va fijando una situación de libertad, de tal modo que cuando llegue a un momento de análisis personal y de toma de decisiones, sepa qué es lo que quiere y si elige café, leche o café con leche y por qué”, ejemplifica.

A criterio de esta docente, en Paraguay se dice que el proyecto educativo es constructivista (de construcción del propio aprendizaje), cuando en realidad es conductista y esto ocurre porque le conviene al maestro y le da facilidad para controlar al niño.

Y para explicar cómo ese tipo de educación deriva en la falta de ejercicio de la libertad, apela también a un ejemplo del campo en el que es experta. “Los aspirantes a ingresar a la universidad –afirma– son ciudadanos libres e independientes, pero no quieren usar el diccionario. Están acostumbrados a usar un diccionario chiquito, que incluye un significado por palabra. Pero con una palabra polisémica, tienen que leer todos los significados, para decidir cuál es el que les conviene”.

El resultado de este tipo de educación deriva en un “odio” hacia la asignatura Castellano, Lengua Española o Comunicación y a cuestionar la finalidad de su estudio, si las ambiciones académicas van por otra senda. “A esos estudiantes no se les puede pedir que piensen o saquen conclusiones. Sí que vomiten reglas de ortografía y gramática. Pero eso a mí no me interesa, más que desde el punto de vista de la interpretación”, concluye.

Objetivos de Juntos por la Educación

Juntos por la Educación es un movimiento independiente, sin fines de lucro, fundado oficialmente este año a iniciativa de un grupo de empresarios, para apuntalar a la educación como factor esencial para el desarrollo.

Los primeros objetivos fundamentales son cinco: Convertir a la educación en una causa nacional; capacitar y mejorar la competencia y el estatus de directores y maestros; potenciar el aprendizaje de la lengua española, matemáticas y ciencias; promover un sistema de evaluación eficiente y eficaz y apoyar el mejoramiento de la estructura y del presupuesto del rubro educación.

Para lograrlo hay tres proyectos. Se trata del fortalecimiento institucional de los Institutos de Formación Docente; la movilización de las comunidades locales para que exijan a sus directores y maestros calidad en la educación de sus hijos y la evaluación in situ del desempeño de las escuelas y el desarrollo de una fuerte campaña de concienciación nacional, para que la educación sea una prioridad nacional y una política de Estado.

Para el desarrollo de estos objetivos y proyectos se tomarán como ejes cuatro líneas de acción estratégica: generar conocimiento técnico, construir y monitorear indicadores y gestionar proyectos concretos; comunicar, educar y movilizar a toda la sociedad; recaudar y administrar los recursos en forma transparente y con calidad y crear redes y alianzas entre todas las partes públicas y privadas.

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