La desgracia
“¡Aquel tiempo feliz en que éramos tan desgraciados!”.
Alejandro Dumas
(1802-1870), escritor francés.
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“Hay muchas personas que adquieren la costumbre de ser infelices”.
George Eliot
(1819-1880), seudónimo de Mary Anne Evans, novelista británica.
“Cuando llega la desgracia, nunca viene sola, sino
a batallones”.
William Shakespeare
(1564-1616), escritor británico.
“La mayor desgracia es merecer la desgracia”.
Jean de La Fontaine
(1621-1695), escritor y poeta francés.
J. F. Kennedy es asesinado
Son exactamente las 12:30. Un descapotable azul recorre las principales calles de Dallas, Texas, Estados Unidos, el 22 de noviembre de 1963. A bordo, contrasta el color rosa del trajecito Chanel de Jackie, la esposa del presidente John F. Kennedy, quien estaba de visita en la ciudad para acompañarlo en su campaña para las elecciones del año siguiente. En un segundo, miles de personas que se congregaron para ver pasar la comitiva presidencial presenciaban con horror uno de los magnicidios más famosos de la historia: Kennedy recibía tres disparos en la Plaza Dealey. La resolución de este asesinato es uno de los mayores misterios del siglo XX.
La conmoción que originó este incidente provocó que, a los pocos días, el nuevo presidente Lyndon B. Johnson creara una comisión de investigación formada por siete políticos, entre ellos, el exjefe de la CIA Allen Dulles, para esclarecer el suceso.
La versión oficial dice que Lee Harvey Oswald, principal sospechoso del tiroteo, había sido el responsable y que, además, actuó en solitario. No obstante, solo dos días después de su detención, el 24 de noviembre, mientras Oswald recorría el sótano de la comisaría de Dallas, Jack Ruby se abrió paso violentamente entre la multitud y disparó a Oswald en el pecho y lo hirió de muerte. Según el testimonio del propio Ruby, este habría asesinado al magnicida porque no quería ver sufrir a la viuda durante el juicio. Ruby fue sentenciado a la pena de muerte. Esta enrevesada situación hizo desconfiar a periodistas e investigadores, que durante décadas han elaborado hipótesis alternativas. Algunas de las más famosas sugieren que Oswald fue, en realidad, un chivo expiatorio, y que los verdaderos cerebros de la operación fueron los cubanos anticastristas y la mafia, indignados con Kennedy por haber dejado la isla en manos del comunismo, lo que les habría hecho perder millonarias inversiones y propiedades. ¿Será que alguna vez sabremos la verdad? *
(*) Fuentes: https://www.muyhistoria.es/ / https://www.eluniverso.com/
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