2020, Año bisiesto

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2020, Año bisiesto
2020, Año bisiesto

El año venidero añade un día más a febrero; por esa razón, el 2020 tendrá 366 días, será bisiesto. Y los que tuvieron la buena o mala suerte de nacer en una fecha que aparece solo cada cuatro años podrán festejar por fin su cumpleaños.

Cada cuatro años se añade un día más al mes de febrero para completar 366 días en el año, convirtiéndolo en lo que se conoce como año bisiesto. Es el caso del 2020, que tendrá un día más que lo habitual para corregir el desfase que existe entre el tiempo real que tarda la Tierra en completar una vuelta alrededor del Sol, que es de 365 días y algunas horas y minutos más (año astronómico), y el tiempo que consideramos a los efectos prácticos y que solo contempla los 365 días completos, sin las horas ni los minutos restantes (año calendario). Ese tiempo sobrante suma un día completo cada cuatro años y lo agregamos al calendario oficial, lo que se constituye en año bisiesto.

Para entender la diferencia debemos recordar que durante el tiempo que le lleva completar una vuelta alrededor del Sol, la Tierra gira sobre sí misma 365,24219 veces. Esto significa que no completa la vuelta número 366, por lo tanto, culmina ese año astronómico en 365 días, 5 horas, 48 minutos y 56 segundos, no 365. Al menos es lo que aseguran los científicos, y ellos son los que saben... ¿Verdad?

Como cada año solo contamos esos 365 días, perdemos ese tiempo restante que deberemos recuperar. Durante tres años contamos 365 y al cuarto recuperamos el que falta ese excepcional 29 de febrero.

Este esfuerzo por sincronizar los calendarios produjo una tremenda confusión durante siglos, hasta que el concepto del año bisiesto permitió compensar el tiempo perdido ¡por fortuna! Y ocurre porque la cantidad de veces que la Tierra gira alrededor de su eje –o sea, un día– no equivale al tiempo que la Tierra tarda en rodear al Sol.

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Pero, ¿cómo empezó eso? ¡Uf! Hace siglos. Cuentan que Julio César era un gran admirador del calendario egipcio. Corría –bueno, no corría, es una metáfora– el año 46 a.C. y el entonces dictador de Roma decidió que el calendario se ajustara al girar de los cielos, por lo que encargó al astrónomo Sosígenes que lo adaptase para uso de los romanos. Este sabio de Alejandría ideó entonces el calendario juliano, de 365 días con algunos meses de 30 días y otros de 31, pero al darse cuenta de que cada cuatro años iba a faltar un día, consideró necesario reponerlo. Entonces, César ordenó la reforma y agregó un día después del sexto día de las calendas de marzo (última semana de febrero). De allí vino el nombre bisextus; es decir, el año en que a febrero le toca 29 días, nombre que, en castellano, derivó en bisiesto. Y así nació el año bisiesto.

Ese año se identifica fácilmente: debe ser divisible por cuatro. Redondito. Sin embargo, en el calendario juliano, la palabra bisiesto no aludía al año de 366 días, sino al 24 bis de febrero, porque ese era el sexto día anterior a las calendas de marzo. Cuando se instituyó el 29 de febrero, el 24 bisiesto (del latín, bisextus) pasó a ser el 25. En fin.

Pero... el cálculo que hizo Sosígenes no fue muy preciso. Porque el sobrante de cada año no llegaba a las seis horas (un cuarto de día) y al hacer las cuentas... ¡se complicó todo! La diferencia, aparentemente mínima, entre el redondeo en 365,25 días y el año astronómico de 365,24219 días se tradujo en casi 12 minutos por año. Provocó una acumulación de 10 días al llegar el siglo XVI de la era actual.

El cambio del papa Gregorio XIII

El papa Gregorio XIII aprovechó la confusa situación para llevar agua a su molino... o día a su calendario. Realizó un calendario nuevo, a su justa medida. Acorde con las festividades católicas, ¡obvio! Suprimió los diez días sobrantes y estableció que no serían bisiestos los años correspondientes a cada fin de siglo, para compensar las futuras diferencias. Previendo esto, Gregorio XIII las corrigió, volviendo a otorgarle la cualidad natural de bisiesto (es decir, de divisible por cuatro) al último año del siglo, cada cuatro centurias a partir del 1600. Es decir, al año divisible por cuatrocientos. Así, los años 1700, 1800 y 1900 no fueron bisiestos (pero lo habrían sido según el calendario juliano), aunque el 2000 sí lo fue. Del mismo modo, los años 2100 y 2200 no serán años bisiestos. Este cambio hace que la longitud media de un año sea de 365,2425 días. Y aunque todavía queda un pequeño resto de desplazamiento, el error será de solo tres días cada 10.000 años. El calendario gregoriano fue inaugurado en 1582 y es el que se utiliza actualmente en la mayor parte del mundo.

Pero esta historia no termina aquí. “¿Qué pasará en el futuro?”, se preguntaba Gregorio. Como el error no se corregía por completo con estos arreglos, el papa renacentista decidió tomar una medida más. Dispuso que los años divisibles por cuatro mil, como 16000 y 20000, no serían bisiestos, por más que fuesen divisibles por 4 y por 400. Los años actualmente tienen 365 días, 5 horas, 49 minutos y 12 segundos. ¡Bien!

Pese a este ajuste todavía se acumula un desfase de unos segundos, con lo que para que se complete un día de error tendrán que pasar más de 3.200 años. Es decir, el error volverá a aparecer, pero ya no estaremos aquí para contarlo. O sí, quizás, tal vez.

¿Qué pasaría sin ese día extra?

¿Tanto lío por un día? Sí, el año bisiesto tiene una buena explicación. Si no añadiéramos un día completo cada cuatro años, se armaría un desbarajuste con las estaciones en el calendario, de tal manera que después de unos 700 años, en el hemisferio norte la Navidad caería a mitad del verano. Al revés en el hemisferio sur. ¡Ahora en Paraguay estaría haciendo frío! ¡Y habría nieve y patinaríamos sobre hielo!... ¡Qué desastre! Pero si le vemos el lado bueno, festejaremos sus cumpleaños con quienes nacieron el 29 de febrero. ¡Chinchín!

Curiosidades bisiestas

• Cada 29 de febrero se sitúa dos días antes que el anterior. Por ejemplo, en 2016 es lunes, en 2020 será sábado y en 2024 será jueves. De modo que el día de la semana de un bisiesto se repite

cada 28 años.

• Lord Byron nació un 29 de febrero.

• El 29 de febrero de 2020 en el santoral es el

día de San Germán.

• El 29 de febrero de 2020 es también el Día de las Enfermedades Raras y el Día Internacional

de los Bisabuelos.

• El hundimiento del Titanic fue en 1912.

mpalacios@abc.com.py • Foto EFE.