Ennio rima con genio

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Ennio rima con genio
Ennio rima con genio

Ennio Morricone, el compositor italiano, autor de unas 500 bandas sonoras para películas, falleció a los 91 años, el lunes, en Roma. Es considerado uno de los más grandes artistas de la historia del cine, aunque solo le dieron dos Óscar.

Ennio rima con genio. Así se tituló el artículo que escribí en el 2007 en ABC Color sobre el concierto de Ennio Morricone en el Teatro Municipal de Río de Janeiro al que he tenido el placer de asistir.

Creo que tuve el privilegio de estar entre aquellos paraguayos, que se cuentan con los dedos de las manos, que pudo no solo acercarse, sino también conversar, gracias a mi italiano básico, pero suficiente para trasmitir y recibir.

Era parco, intenso, directo. Y con una coraza gigantesca frente a la gente que se le aproximaba, sabiendo quién era, cuánta urgencia siempre tenía, y con una capacidad de concentración mental que exigía, prefería y anhelaba no ser interrumpido cuando tenía al mundo deseando acercarse a él.

Viajé a Milán durante el 2004 para hacer realidad un sueño largamente acariciado asistiendo, por primera vez, a un concierto de Ennio. El italiano que se sentó a mi lado en la fila 4 no podía creer que haya viajado desde Paraguay para eso.

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La emoción siempre fue parte de una experiencia de esta naturaleza por la profundidad de su música, el valor de sus melodías y la oportunidad de ver cuáles instrumentos eran los que producían esos sonidos tan peculiares que son parte de su sello especial de componer y crear “momentos”, puestas en escena inolvidables.

En Río de Janeiro tuve oportunidad de regalar al Maestro el Disco de Homenaje a Eladio Martínez que produjo Publicitaria Nasta a fines de los 90. Y siempre quedé con la duda de si acabó escuchándolo o no, y cuando se lo pregunté, en una llamada telefónica a su casa, no respondió: me habló de otras cosas.

La Misión

Después de ver La Misión, con su música tan peculiar y distintiva, llamé a la Ministra de Turismo, Liz Cramer, y le dije: “hay que invitar a Morricone a Paraguay y condecorarlo por cuanto promocionó a Paraguay a través de esa película y esa banda de sonido”. Imaginaba que eso atraería la atención de medios internacionales hacia nuestro país y habría un costo-beneficio mediático muy interesante. La respuesta de Liz Cramer: “Mira, Dany, tuve ocasión de conocerlo en un reciente viaje a Roma con el vicepresidente Federico Franco y, la verdad, es que ni siquiera nos prestó atención”. Adiós a la sugerencia.

Solo como detalle, y como muestra de su celo y compromiso para su forma de componer fue que, en ocasión de crear la banda de sonido, averiguó quién era un experto en música de esa época, porque había pocas referencias y acabó llamando al padre Clemente McNaspy desde Roma, para preguntarle cuáles eran las características de la música de las Misiones Jesuíticas. Así compuso la banda de sonido con base en las descripciones musicológicas surgidas de esa conversación.

Tiempo después se descubrieron las partituras de Zípoli y se pudo verificar que ambas se correspondían musicalmente con la misma equivalencia.

En ocasión de los Premios Óscar, una anécdota. La banda de sonido de Érase una vez en América, también película de Sergio Leone, quizás una de sus creaciones más logradas y profundas no compitió ese año porque, inexplicablemente, se olvidaron de inscribirla. Hubiera arrasado con el premio a mejor banda de sonido en 1984.

En otro viaje a Roma lo llamé por teléfono: “Maestro, le he traído un regalo y quisiera poder entregárselo personalmente y hacerle una nota para el principal periódico de Paraguay”. Respondió: “No tengo tiempo”. Insistí: “Aunque sea solo cinco minutos”. Y su respuesta fue definitiva: “Si lo recibo cinco minutos, hago la nota y no tengo tiempo”, y me colgó. Mi esposa, Vivianna, me dijo: “¡Se enojó!”, ante lo cual manifesté: “A los genios se les perdona cualquier cosa”. Y regresamos a casa con su regalo. Porque eso era Ennio: un verdadero genio.

En mayo del 2017 visitamos Huerta de Rey, 200 kilómetros al norte de Madrid, en la provincia de Burgos, que figura en el Guinness como la ciudad con la mayor cantidad de nombres raros del mundo.

Y cuando expreso mi admiración por Ennio Morricone y por Clint Eastwood me dicen que a solo unos kilómetros estaba el cementerio de Sad Hill donde se filmó la escena final de la película El bueno, el malo y el feo. Caminar esas piedras, andar esos caminos de tierra, ver las cruces clavadas, pararme donde estuvo cada uno de los personajes de la película es demasiado fuerte, no figura en ninguna ruta turística.

El lunes, cuando falleció, recibí una foto. Con las cruces de Sergio Leone, el director; de Lee Van Cleef y Eli Wallach, los actores ya fallecidos, fue colocada esta cruz en ese lugar con el nombre de Ennio Morricone. Un maestro cuya música queda para siempre con nosotros.

Curiosa carta de despedida

Al conocerse su fallecimiento, el abogado y amigo del compositor, Giorgio Assumma, leyó una curiosa carta de despedida de Morricone. “Yo, Ennio Morricone, he muerto. Lo anuncio así a todos los amigos que siempre me fueron cercanos y también a esos un poco lejanos que despido con gran afecto”, empieza la misiva. El oscarizado compositor explica que solo hay una razón para despedirse de este modo: “no quiero molestar”. Un recuerdo “particular” se lo dirige a Peppucio, el director Giuseppe Tornatore, para quien trabajó en todas sus películas, y a su esposa, Roberta Pacetti: “amigos fraternos muy presentes en estos últimos años de nuestra vida”, sostiene. También cita a algunos amigos y a sus hermanas, Adriana, María y Franca; a sus cuatro hijos, Marco, Alessandra, Andrea y Giovanni; y a sus nietos, Francesca, Valentina, Francesco y Luca. Y en último, pero especial lugar a su esposa, María Travia, con la que compartió su vida desde que se conocieran en 1950. “A ella renuevo el amor extraordinario que nos ha mantenido juntos y que lamento abandonar. A ella es mi más doloroso adiós”, termina (Agencia EFE).

Premio Princesa de Asturias 2020

Ennio Morricone fue distinguido el pasado mes de junio junto con el compositor estadounidense John Williams con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2020. El jurado quiso reconocer “el valor fundamental de la creación musical para el cine” con la distinción a Morricone y Williams, dos de los compositores “más venerados en todo el mundo” que “han enriquecido con su talento cientos de películas”.

Entre las casi 500 bandas sonoras de Ennio se encuentran sus creaciones para el padre del Spaghetti western, Sergio Leone, en aquella Trilogía del Dólar protagonizada por Clint Eastwood: A fistful o dollars (1964), For a few dollars more (1965) o The good, the bad and the ugly (1966).

Entre las creaciones de Morricone –ganador de un Óscar honorífico en 2006 y de otro en 2016 por The Hateful Eight, de Quentin Tarantino– también destacan la que hizo para Cinema Paradiso (1988), de su amigo Giuseppe Tornatore, La misión (1986) o Novecento (1976), de Bernardo Bertolucci. Tras conocer su distinción, Morricone confesaba en una entrevista sentirse conmovido. “Este premio es tan absoluto que me conmueve”, dijo y prometía asistir a la ceremonia de entrega que los reyes presidirán el próximo 16 de octubre. Ya no estará físicamente. Tan solo hay un precedente de un galardonado que haya fallecido antes de poder recoger el galardón, el de Claudio Sánchez Albornoz, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 1984, que fue recogido por su hermana. EFE.

josedaniel.nasta@texo.com.py

Fotos: AFP/EFE/Gentileza.