Si la mirada optimista perfila cambios, todavía se impone una cultura y una época que se queja de la falta de tiempo. Sin embargo, hay nuevas conductas que hacen vislumbrar un horizonte hacia el movimiento de consumo consciente, que poco a poco abandona el uso de pañales descartables, por ejemplo, se esmera en el reciclaje y apuesta a realizar las cosas de una manera más justa y solidaria, que también funciona, como lo demuestra el éxito de la tendencia hacia la banca ética y las cooperativas, un sistema alternativo a la banca tradicional, cuya razón de ser es utilizar prácticas diferentes a las habituales en el sistema financiero, con criterios de gestión no tanto basados en la maximización de beneficios y en la especulación, sino en operar en la economía real, como comprueban los resultados de investigaciones en varios países del mundo.
Según Toni Lodeiro, autor del libro Consumir Menos, Vivir Mejor, el recorte de gastos es una manera de ganar tiempo, que es uno de los grandes tesoros perdidos de nuestra época. El escritor considera que podemos vivir más felices si lo hacemos en coherencia con principios y valores; cambiar sí, nunca en clave de culpa. El consumo es necesario, pero no es suficiente para el cambio individual y social.
Es posible generar empleo de calidad en una industria que apueste por productos reparables y más duraderos. Fomentar el comercio de la proximidad, apoyar la eficiencia energética, la reforestación, la producción local de alimentos ecológicos. Incorporar, poco a poco, actitudes claves que nos ayuden a cambiar pequeños hábitos para sentirnos mejor y más a gusto, y vivir este proceso con sentido lúdico, como un juego.
El ser humano creativo, sensible, con actitud flexible, se topa ahora con la previsibilidad de la tecnología, con su carencia de imaginación y su ausencia de sensibilidad para los cambios.
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La dura circunstancia que estamos atravesando se hace insostenible, pero no todo está perdido. Desde las mismas entrañas de la crisis surgen las semillas de la transformación. Se está dando un cambio global de consciencia que cambiará las reglas de juego de nuestra sociedad.
Cuando Leonardo Da Vinci diseñó su imagen del Hombre de Vitruvio como medida de todas las cosas, concibió una figura geométrica. Solo hacía falta pensar en longitudes, áreas, volúmenes y en las relaciones entre ellos. Nuestra época pone en evidencia la necesidad de una nueva imagen del ser humano como medida temporal de todas las cosas. Esa imagen todavía no se ha inventado.