Pinceladas de Asunción

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Pinceladas de Asunción
Pinceladas de Asuncióngentileza

Asunción fue siempre objeto de miradas artísticas y fue plasmada por grandes nombres del dibujo y la pintura paraguaya. Hoy son nuevas las manos que, pinceles de por medio, estampan sus formas y colores en los lienzos.

Nombres como Jaime Bestard (1892-1965) e Ignacio Núñez Soler (1891-1983) vienen a la mente apenas se piensa en Asunción como musa del arte, una ciudad que fue y ya no es; unos paisajes urbanos retratados desde su cotidianidad, sus costumbres y colores, y existen en el imaginario capitalino gracias a las observaciones y los óleos de tales artistas y muchos otros más.

Los veranos, mercados, teatros y otras arquitecturas citadinas sirvieron antaño de objeto de estudio pictórico y lo hacen aún hoy. Tal interés se encuentra en visiones contemporáneas como las de Guille Sanabria, quien cuenta que ya hace ocho años se dedica de lleno al arte, y los hermanos Luque, quienes lo hacen desde el 2008.

Formas y texturas

Sanabria nació en Asunción en 1990 y tiene formación en medios audiovisuales, fotografía, artes visuales y gestión cultural. Ha participado en varias muestras colectivas e individuales en el Centro Cultural de la Manzana de la Rivera, Centro Cultural Citibank, Museo de Sillas de Asunción (MUSA), Fundación Paraguay Cultura en Buenos Aires, Argentina; la segunda Bienal de Arte de Asunción, entre otros. También recibió premios y menciones a lo largo de su corta carrera y sus obras se consiguen en las principales galerías de arte de nuestro medio.

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“Asunción, y más puntualmente el centro, me cautivó desde muy chico”, confiesa. Los edificios, las formas y texturas del microcentro capitalino lo “transportaban a otra dimensión”. Hoy en día vive y trabaja en esta porción de la ciudad y va descifrando el aglomerado estético que guarda. “Me fascina ver cómo ese desorden que luego se vuelve caos tiene su propia velocidad, su propio lenguaje y texturas. Asunción (en mi cabeza) está trazada con líneas finas y se van dibujando, borroneando y superponiendo de acuerdo a la necesidad. Eso es y siempre va a ser material de inspiración para mí”, expresa.

Sus obras están realizadas predominantemente con la técnica del acrílico y se caracterizan por un potente uso del color –generalmente pleno y liso en los fondos y mixturado y de pinceladas expresivas en los objetos retratados–. Se decanta por sitios patrimoniales como el Oratorio de la Virgen y Panteón Nacional de los Héroes, la Estación del Ferrocarril o la Catedral, que se ven destacados por un intenso borde negro que los hace despegar de una paleta de color fundamentalmente fría y de tonalidades pastel con mucho carácter.

/más info/ @guillesanabriaarte

Un gran equipo

Ana Carolina y Diego Luque son hermanos oriundos de Asunción y se dedican profesionalmente a la pintura.

En su familia son cinco hermanos, todos artistas, algunos dedicados a la música, y Ana y Diego optaron por las artes plásticas. Muchos los conocen como los Luque’s Five haciendo referencia al grupo Jackson´s Five formado por Michael Jackson y sus cuatro hermanos.

“Los dos estudiamos arquitectura, pero terminamos haciendo arte, que resultó ser nuestra verdadera pasión”, cuentan. Paralelamente a la facultad, se interesaron en todo lo relacionado a lo visual: el diseño de interiores, la fotografía, el cine, la moda y las artes visuales. Estudiaron arte de forma autodidacta, de libros y experimentando con óleos y lienzos.

“Nuestra técnica es pintura acrílica sobre madera. Para diferenciarnos de los demás artistas pintamos sobre los marcos de los cuadros, siendo este hoy en día uno de los signos más reconocibles de nuestro estilo”.

Participaron en exposiciones colectivas en distintas galerías y centros culturales de nuestro país, de EE.UU. y Canadá, y también recibieron varios premios y menciones en concursos.

Asunción es el lugar que los vio crecer; ambos coinciden en que son muchos los aspectos de la ciudad que los inspiran: lugares como el río Paraguay, emblemáticos como el ferrocarril, la Casa de la Independencia, las iglesias, los antiguos viajes en tranvía por la calle Palma, los colectivos, la balsa que tomaban para ir a El Mbiguá, y lo complementan con la belleza del ñandutí y el sabor del chipá. “Esas experiencias están grabadas en nuestro corazón y al retratarlas podemos volver a sentir el calor humano y la riqueza de la cultura paraguaya. Al pintar a Asunción retratamos con humildad eso que es parte de nuestra herencia”.

Los hermanos consideran que Asunción es bella y les interesa dejar registro de los cambios que se van dando en la morfología urbana y el crecimiento de la ciudad. Las escenas favoritas de este dúo combinan las actividades cotidianas de la gente dentro del escenario urbano y edificios icónicos, pero representados con una visión colorida y cargada de simbolismos patrióticos, de tradiciones y cultura.

Más allá del caos de sus calles, el cablerío hecho marañas y la marcada dejadez, es a través del arte que aún se perciben sus colores, sus “naranjos y sus flores”, y ese encanto todavía rústico y envolvente que Asunción tiene para ofrecer.

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www.luqueluque.com

@luqueluque.arte

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Fotos: Gentileza.