Correr por amor

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Mario Díaz corrió 42 kilómetros entre Paraguarí y Piribebuy. No tendría nada de extraordinario si no se trataba de un joven no vidente que eligió esta singular forma de pedir matrimonio a su novia, Camila Ruiz, quien lo esperaba en la meta.

Una historia de amor en tiempos de pandemia es la de Mario Díaz (33), de Asunción, y Camila Ruiz (21), de San Lorenzo, ambos con discapacidad visual. Mario, debido a una enfermedad degenerativa en la retina, con el correr del tiempo, fue perdiendo paulatinamente la visión, aunque no completamente.

A pesar de todo, los jóvenes estudian y trabajan. Mario es personal administrativo en una institución pública, es licenciado en Fisioterapia y Kinesiología, además de otros estudios como didáctica universitaria, y Camila es profesora de danza contemporánea y cursa el 3er. año de la carrera de Psicología en la Universidad Nacional de Asunción (UNA). Se conocieron en el centro de rehabilitación para personas ciegas, en febrero de 2017, y en abril, él le pidió que fuera su novia.

Aunque Mario siempre fue corredor, nunca había hecho un trayecto tan extenso. Optó por esta maratón porque tenía dos desafíos en mente: llegar a la meta y allí proponer casamiento a su novia. “Me estuve preparando dos meses físicamente temprano por las mañanas con ayuda de un buenísimo personal training (Christian Pintos) y por las tardes, con el equipamiento gimnástico en casa”, comenta Mario.

Sus amigos hicieron de equipo de apoyo, marcaron el trayecto y planificaron algunos detalles como la hidratación y la alimentación para el día de la corrida. Eligieron el tramo “por la naturaleza del lugar y por lo difícil de sus arribadas, además de cruzar en medio de dos grandes cerros. Fue muy duro y complicado”, explica.

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La salida fue el pasado domingo 9 de agosto a las 6:00 del Cerro Hû, pasó por Paraguarí, Piribebuy, ida y vuelta hasta la reserva Mbatovi. Mario corrió los 42 kilómetros en 5 h y 3 min. Los últimos 500 m, Camila bajó del móvil para acompañarlo. “Corrimos con todo el equipo tomados de las manos. Llegamos a la meta todos juntos”, detalla.

Allí, con un enorme ramo de flores, Mario le dio el anillo y le pidió matrimonio. Y Camila, muy emocionada, luego de dos minutos, que parecieron eternos, aceptó.

El casamiento, en principio, está planeado para noviembre. “Confiamos en que la situación a causa de la pandemia esté mejor en todo el mundo y en nuestro país”, comenta. La pareja decidió denominar esta maratón “Carrera por la vida”.

¿Planean tener hijos pronto? “Sí, pero más adelante. Ahora nuestra meta es seguir estudiando y planificar todo bien, porque tenemos muchas competencias internacionales, ella como bailarina y yo como corredor. Camila tiene un certamen importante en el 2022, también queremos que culmine sus estudios universitarios. Es una responsabilidad muy grande y queremos prepararnos bien, estar asentados laboralmente”, expresa.

Mario comenta que contaron con la ayuda de mucha gente, que desde el primer momento dijo sí a la causa.

mpalacios@abc.com.py

Foto: Gentileza.