El mundo de la sordedad

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El profesor paraguayo Marcelo Goiburú (45) trabaja en la Federación Nacional de Asociaciones de Personas Sordas. De su mano y con apoyo del Instituto Nacional de Educación Superior (Inaes) nace en Paraguay el profesorado de Lengua de Señas para personas sordas.

Marcelo Goiburú (45) es sordo de nacimiento, como lo son sus padres, sus hermanos y 2 de sus 3 hijos. Especializado en España en Lengua de Señas, en nuestro país proyectó el primer profesorado de Lengua de Señas para personas con discapacidad auditiva. “En Paraguay hablamos de inclusión, pero nuestra comunidad siempre está en desventaja. Hay una tendencia a la educación oralista; hace más de 60 años que quieren oralizarnos”, afirma nuestro entrevistado, acompañado por su intérprete, Laura Riveros. El profesorado se inauguró el pasado mes de agosto en el Inaes.

–¿Cuál es el motor de este logro académico?

–Yo pasé por lo que siguen pasando hoy muchas personas sordas. Nosotros tenemos un mundo diferente, necesitamos separarnos, fortalecer nuestras capacidades para manejar nuestra lengua y poder incidir en la sociedad. Por ejemplo, a las personas ciegas les enseña una persona oyente, pero a un sordo tiene que enseñarle un profesor sordo.

–¿Cómo fue tu educación siendo sordomudo?

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–Corrección: soy sordo, no mudo, mi aparato fonador no está roto. De niño, iba a la escuela de sordos a la tarde y a la mañana a la de oyentes. Hice hasta segundo grado en la escuela de sordos, el tercero ya no había turno tarde, solo a la mañana. Mi papá privilegió la escuela de oyentes y ahí comenzó mi calvario. La profesora tenía mucha voluntad, pero oralizándome; cuando ella se daba vuelta para escribir en el pizarrón yo ya me perdía. Mis notas cayeron, de ser el mejor alumno en la escuela de sordos pasé a no entender nada, a aburrirme, mi vida en esa clase era igual a la de una planta.

–¿Fallaba la oralización?

–La oralización nunca tuvo resultados positivos. Hablamos del 99,9% de fracaso. Se tenía que cambiar el paradigma.

–¿Por qué tu papá eligió la escuela de oyentes?

–Él quería lo mejor para mis hermanos y para mí. La materia que más desarrollé en esa época fue matemática, porque no necesitaba mucha comunicación, pero a mí me gustan mucho psicología y filosofía. Ahora la tecnología me ayuda muchísimo, aunque en la televisión todavía no tenemos intérprete, leemos las noticias al día siguiente, somos una sociedad siempre en desventaja.

–Según el censo, ¿cuántas personas sordas hay en Paraguay?

–Hay un censo del 2012 con datos no fiables. Calculamos que hay 300.000 o más en todo el país, porque en la campaña hay muchos sin cédula, y sin educación básica, sobre todo mujeres, a las que destinan a cuidar a los hermanitos por creer que no van a tener ningún futuro. Otros salen a vender estampitas para sobrevivir.

–¿Cómo ves el nivel de preparación de los aspirantes al profesorado?

–Todos los alumnos tienen educación secundaria, pero consideremos que a muchos los hacen pasar de curso no porque hayan aprendido, sino porque van cumpliendo los años correspondientes a esa etapa de formación. Por eso en el profesorado iniciamos con un curso de nivelación.

–Estos alumnos ya saben lengua de señas, ¿volverán a estudiarla?

–Buena pregunta. Saben, pero no saben didáctica, metodología, pedagogía, investigación, lingüística, ni siquiera conocen a profundidad la cultura sorda, el porqué somos así.

–¿En qué cambiará la vida de los que egresen de esta carrera?

–A futuro se va a incorporar la lengua de señas en el currículum de todas las escuelas de oyentes y estos profesores sordos capacitados son los que van a enseñar, además de otras materias, de esa manera no habrá ninguna barrera más. Hablamos de una inclusión real. Además, los profesores que egresen van a poder trabajar en todo lo que tenga que ver con la cultura sorda, van a enseñar lengua de señas a personas oyentes que a futuro quieran ser intérpretes profesionales, psicólogos, médicos, etc. También para ser modelos lingüísticos sordos; por ejemplo, en una escuela de oyentes el niño sordo va a encontrar un mediador, de manera que se identifique y adquiera esperanzas de cómo puede ser su futuro.

–¿Te considerás un privilegiado en la educación?

–Sí. Me especialicé en lengua de señas (sé la paraguaya, española y la internacional), quedé seleccionado entre 500 personas de toda España. Fui becado. De 15 alumnos solo pasaron 5, y yo estoy entre ellos, fue una gran satisfacción. Viví 5 años allá.

–¿Volviste por un llamado?

–Volví por ese sentimiento que te hace querer hacer algo por tu país; acá hay mucho por hacer y se hizo ya mucho. Este profesorado es para nosotros un logro muy grande. Paraguay puede ser un modelo para el mundo entero con personas preparadas.

–¿Cómo es tu temperamento, tu personalidad siendo sordo?

–Soy muy orgulloso de mi cultura sorda y tengo una identidad muy fuerte como tal. Los que venimos de varias generaciones de sordos, nos vamos fortaleciendo. Tuve la suerte que desde bebé me comuniqué en lengua de señas (mi estilo es directo y elegante), lo que no ocurre con otros niños a los que su familia oyente solo les dice “no”, pero no puede explicarles por qué no, y el niño queda relegado a un rincón. Comúnmente se nos llama discapacitados, pero ¿quién lo es? Ahora, por ejemplo, vos necesitás de un intérprete para entender lo que digo.

–Sin dudas, los oyentes necesitamos aprender esta lengua.

–La lengua de señas es una lengua viva, está en constante cambio. En la universidad, en los hospitales, en los centros comerciales, en todos lados hace falta intérpretes sordos para sordos e infraestructura que no nos discrimine. En la justicia, por ejemplo, no puede haber cualquier intérprete, tiene que ser uno que sepa de derecho; la mayoría hoy lo hace de manera voluntaria, pero hay personas que van a la cárcel porque el intérprete hizo mal su trabajo.

–¿Cómo percibís nuestra sociedad desde tu condición y el mundo en el cual te desempeñas?

–Las personas sordas vivimos otro mundo. Hay que ser sordo para entender la sordedad. Yo me siento un extranjero en mi propio país. Veo que hay muchísima ignorancia en el ser humano, sordo u oyente. Que no aprendemos hasta que nos toca superar una realidad. Cuando estamos en el mundo oyente, ustedes son los que imponen las barreras. No somos discapacitados, solo tenemos un idioma diferente.

Buena señal

El profesorado en Lengua de Señas dura 3 años. En septiembre se iniciaron las clases por Zoom del Inaes. Van los sábados de 8:00 a 15:30. Son 120 alumnos divididos en dos grupos. El profesor Goiburú afirma que “hay mucho interés en estudiar y estamos muy contentos de dar este gran paso. Solo hay una universidad (privada) en Paraguay que se dice inclusiva, pero no lo es porque al intérprete le pagan los sordos”.

lperalta@abc.com.py

Fotos: ABC Color/Virgilio Vera.