Etología o la vida con las mascotas en la pandemia

Entender a las mascotas no siempre es sencillo. Muchas veces sus comportamientos responden a alguna enfermedad que como dueños desconocemos; por ello es fundamental acudir a los profesionales idóneos que puedan ayudar a descifrar exactamente lo que nuestros amigos peludos necesitan.

Amigos  peludos
Amigos peludos

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La etología es una rama de la biología y la psicología que estudia el comportamiento de los animales. En nuestro país se inauguró hace tan solo unos meses la primera clínica especializada en el rubro. La etoveterinaria está a cargo de Sofía Manchini, doctora en Veterinaria, especializada en etología clínica de perros y gatos por la Universidad Autónoma de Barcelona, España. Cuenta que hoy en día está enfocada 100% en la atención de problemas de comportamiento.

“Tratamos perros que vienen con miedo, por ejemplo, miedo al baño o la turbina, perros agresivos o con ansiedad, hiperactivos”, comienza explicando. Con la pandemia la demanda está en auge, ya que las personas se concentran más en sus mascotas; pasar más tiempo con ellas hizo que los dueños notasen que algo les pasaba.

Con más de ocho años de experiencia veterinaria, la profesional dio paso a su gran pasión y decidió abrir la clínica de etoveterinaria para ofrecer sus conocimientos más específicos. En este espacio cuenta con todo lo necesario para analizar cada caso. Explica que en primer lugar debe descartar problemas orgánicos o enfermedades que estén alterando la conducta del animal. Su trabajo consiste en, por ejemplo, afirmar que una agresividad sea conductual y no se esté dando por una displasia de cadera, o hipotiroidismo; una vez que las enfermedades hayan sido descartadas, entonces llega a la parte de modificación de conducta. En esta fase suele trabajar con entrenadores o adiestradores, quienes proporcionan herramientas para agregar al tratamiento.

En paralelo con el humano

Los tratamientos muchas veces requieren sicofármacos; esto se da en casos de agresividad severa, o fobia a las bombas o tormentas, explica. Inclusive, se utilizan algunos normalmente asociados a la depresión en humanos; por supuesto, cada agresión tiene su forma de tratar y su propio fármaco asociado, ya que es muy diferente una agresividad por miedo a una agresividad territorial.

“El 99,9% del cambio tienen que hacerlo los dueños”, dice. La profesional está para guiar a los propietarios de mascotas a encontrar el camino, pero son ellos quienes tienen que trabajar y cambiar: “El éxito de un tratamiento conductual es el compromiso del propietario”.

Existen estudios que indican que el perro adopta conductas del dueño, por lo que si el humano muestra ansiedad, es muy probable que el perro también lo haga. Hoy en día se ve mucho la sociopatía canina-humana, que es una agresión por conflicto social; sucede cuando al perro se le da todo lo que quiere, no se le imponen límites, se sube a la cama o sobre el dueño cuando quiere, come a la hora que quiere, etcétera. En estos casos, el perro no comprende muy bien su rol, entonces empieza con los juegos de gruñidos o inclusive mordidas, sobre todo cuando se pasa cerca de donde está durmiendo o cuando se lo quiere sacar del sofá, o al acercarse al plato de comida. Ante esto se requiere un tratamiento de control de recursos, explica la doctora Manchini y agrega que, inclusive si el problema ya viene de hace mucho, si el propietario hace bien el tratamiento, en 15 días se verá una mejoría en el animal.

Diferente es la historia cuando la agresión es intrasexual entre perros; en este caso el tratamiento puede tardar mucho más, unos seis meses como mínimo. Todo depende del tiempo que lleva con esa conducta. Los celos son sumamente comunes, ya sea entre hembras, entre machos, entre el perro más viejito o el más joven de la casa. La especialista comenta que los casos de peleas entre hembras muchas veces no tienen solución; sin embargo, las que se dan entre machos sí son más sencillas de tratar, con herramientas como la castración, pero esto requiere de una cuidadosa evaluación, ya que en algunos casos no es recomendable. La doctora tiene la responsabilidad, como etóloga, de hacer un análisis de riesgo ante todo problema de agresión. Para disminuir los casos de abandono es importante hacer algo apenas comienzan las dificultades.

Pospandemia y paseos

Luego de la cuarentena, la doctora observa mucha ansiedad por la separación. Los perros se acostumbraron rápidamente a la presencia del humano en casa, y ahora esto volvió a cambiar. Hubo muchísimos casos de compra y adopción de perros por la necesidad de compañía, pero ahora ya no pueden pasar tanto tiempo en el hogar. Estos son perros que crecieron dentro de casa, y en constante compañía del núcleo familiar y sin tener visitas, por lo que ahora son seres con ansiedad por separación y con miedo a extraños.

Una patología que se observa cada vez más es el síndrome de disfunción cognitiva, que se observa en perros de mucha edad; el animal tiene un deterioro cognitivo y va desaprendiendo todo lo que ya sabía, algo parecido al alzhéimer en humanos. Pierden el olfato, la vista y el oído, y esto les provoca miedo y rompen el vínculo con el propietario. Se sugiere hablar constantemente al animal, que se les permita oler todo antes de interactuar, etc. La prevención es lo esencial, ya que esta patología no tiene cura. Para esto y mucho más, es que los paseos son tan importantes, comenta la especialista.

Las salidas diarias retrasan mucho el deterioro cognitivo del perro, ya que se hallan en un ambiente diferente, huelen cosas distintas, escuchan y ven pasar gente. Es recomendable cambiar frecuentemente los recorridos y hacer juegos de búsqueda con premios. Todo ello aumenta la irrigación sanguínea cognitiva y hace que se envejezca de manera más lenta. Para quienes no puedan hacer esto con sus perros como rutina la especialista recomienda recurrir a paseadores con experiencia.

Tiempo de calidad con ellos

En perros muy juguetones como el Gran danés, Weimaraner, Vizsla y otros que eran cazadores, se da que están constantemente alertas a los estímulos externos y se distraen con facilidad, por lo que suelen presentar problemas como la anorexia, ya que si algo les llama la atención durante la comida, la dejan de lado. Para ello existen juguetes que se pueden rellenar con comida, y ya que esto lo ven como un juego, logran concentrarse en poder tomar el alimento por completo. En estos casos se requiere de mucha paciencia y es necesario entretenerlos mientras comen, pero es un problema que tiene solución.

“Todo perro tiene que tener su tiempo con el propietario, ya sea para comer, jugar”. Hacer por lo menos 20 minutos diarios de un juego bien intenso es sumamente beneficioso; ya sea uno con pelota o un cepillado, la mascota lo agradecerá, pues son sumamente sociables y buscan la interacción con sus dueños.

Un factor que no se debe dejar de lado es la raza del animal, ya que algunos presentan características especiales con las que se deberá poder lidiar. El Jack Russell, que en principio era un perro cazador de zorros, hoy está muy de moda, pero pocos saben del temperamento dominante que tienen; muchos los tienen en pequeños departamentos y en verdad son perros hiperactivos y necesitan de mucha acción. Es un error pensar que por su pequeño tamaño ya son aptos para un entorno pequeño, explica la veterinaria. Otro caso similar se da con el Beagle, también pequeño, pero sumamente activo.

Por el contrario, un Dogo de Burdeos, gigante, tiene una actividad casi nula. Son perros tan grandes que, con paseos de 5 a 10 minutos ya se sienten satisfechos. No es el tamaño en sí lo que va a determinar si un can es ideal para vivir en un espacio reducido o no, sino el nivel de acción.

Caso de felinos

Como el gato se estresa mucho al salir de su ambiente, la doctora acostumbra hacer la primera consulta con ellos a domicilio. Al contrario del perro, que tiene una relación con su propietario, el gato tiene una relación con su territorio.

Los problemas más comunes en felinos van desde no saber utilizar su bandeja hasta el hecho de traer un nuevo gatito a la casa y no lograr que este se adapte o sea aceptado por los demás integrantes de la familia.

En cualquier caso es siempre importante informarse, leer y acudir al profesional adecuado.

El papel del adiestrador de perros

Rubén Ortega Huber es adiestrador canino hace 5 años. Siendo estudiante de Veterinaria se sintió fascinado con la materia de etología, que impartía la doctora Manchini. Por el camino decidió que lo suyo no era curar físicamente al animal, sino que se veía fascinado por el comportamiento de los mismos.

En su labor, primero tiene una entrevista con el dueño de la mascota, por lo general en la casa, donde puede ver cómo socializa el perro en su ambiente. Apunta también al tiempo de calidad con la mascota y explica que “una cosa es quemar energía y otra darle un tiempo diario al perro, con el que él se siente realmente parte de la familia”.

La idea de su trabajo es crear parámetros para que el animal encuentre hasta dónde llegar dentro de la casa, qué puede hacer, qué está bien o mal. Cada ser vivo tiene un proceso distinto, y depende mucho de lo que se vaya a tratar en él para poder dar un tiempo aproximado de trabajo. Usualmente trabaja con perros hiperactivos, agresivos, miedosos, entre otros, pero explica que cada caso es diferente. El adiestramiento incluye dos sesiones a la semana y da un periodo tentativo de tres meses, pero esto varía. Cuanto más cachorro sea el animal, el tiempo de instrucción necesario será menor.

Cuándo acudir a un entrenador

Un indicador de que se necesita la mano de un adiestrador se da cuando es imposible salir a caminar con el perro, ya sea porque este tira del dueño o tiene problemas con otros animales. “No puede ser que lo más divertido de tener mascota sea algo negativo para el dueño”, advierte. Además de esto, comenta que el motivo por el que más solicitan su ayuda es debido al destrozo de departamentos. “Todo perro que no sale a hacer ejercicios tiende a hacer destrozos en el hogar, como un llamado de atención”. También aclara que constantemente deriva casos al profesional etólogo, cuando es claro que el problema va más allá.

alba.acosta@abc.com.py

Fotos: ABC Color/Pedro González/Silvio Rojas.

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