Arte como en casa

¿Cuál fue la primera palabra que dijo su hijo??­ ¿Papá??­ ¿Mamá??­ Tal vez. Y dentro de poco tiempo, más de un niño dirá, por ejemplo, do, re, mi, fa, sol, la, si... En el Ateneo Paraguayo se enseña música a los niños siguiendo un método desarrollado por el músico japonés Shinichi Suzuki, que da mucha importancia a las pautas educativas familiares.

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Al menos eso es lo que nos dijo Alvaro Morel, profesor superior de música del Ateneo Paraguayo, esa más que centenaria institución cultural para la enseñanza artística de nuestro medio.

Alvaro Morel es uno de los impulsores de un método creado por un maestro de música japonés, llamado Shinichi Suzuki, un violinista, creador de un peculiar método de enseñanza de violín, (originalmente), quien, posteriormente, fue desarrollando, con otros profesores, el mismo método de educación musical para otros instrumentos.

Cuanto más temprano, mejor

Según el profesor Morel, el método inventado por el violinista japonés es ideal para formar artistas desde la más tierna edad. El método consiste en la enseñanza a niños de edad temprana (desde los 3 años). Su característica fundamental es que utiliza el proceso de la lengua materna para el aprendizaje.

Es decir, la audición, imitación, repetición, perfeccionamiento y acumulación del repertorio. Esta es la razón por la que, para desarrollar efectivamente el proceso de aprendizaje, es de vital importancia el acompañamiento activo de los padres: En la clase, el padre se convierte, al mismo tiempo, en alumno y asistente del profesor y, en la casa, asesora la práctica del niño..

O sea que, el niño no solo aprende a ejecutar tal o cual instrumento, sino que también lo hacen los padres, quienes se convierten así en tutores y compañeros del hijo en sus lecciones de ejecución musical. Mientras el niño aprende, papá o mamá; o papá y mamá también tienen la oportunidad de aprender a ejecutar aquel instrumento que siempre soñaron y que nunca pudieron hacerlo por tal o cual motivo o privación. Así como aprende, también puede enseñar a su hijo en su propia casa y puede controlar las actividades requeridas. Y quién como los padres para guiar al hijo a realizar la tarea..

Como en casa

Es así que los niños comienzan a hacer música desde muy pequeños. Con el método Suzuki, se ofrecen a los niños los siguientes estímulos: escuchar música, investigar un instrumento, imitar un sonido o un ritmo; se los motiva a seguir. Es el mismo proceso que todos hemos desarrollado para poder hablar. O sea que, así como aprendimos a hablar -bien o mal-, así también podemos aprender o dar la oportunidad a los chicos de convertirse en un Yehudi Menuhin, un Paul Casals o un Andrés Segovia.

O para venir más cerca, un Astor Piazzola o un Agustín Barrios.Con el método Suzuki, por medio de la compañía constante de los padres en el proceso de aprendizaje, se logra la prolongación en la casa de la lección emprendida, utilizando para ello la misma paciencia que tuvieron cuando les enseñaron a sus hijos a hablar su lengua.

Además, la cercanía de los padres les da a los chicos seguridad y lo más importante: ternura. Además, dice el profesor Morel, es sorprendente ver cómo se estrechan los vínculos afectivos con la práctica de este método.

Por eso el método Suzuki va más allá de enseñar al niño a tocar un instrumento. Su propósito es ayudarlo a descubrir su potencial con el fin de aprender y de ser una persona feliz y buena. El entrenamiento no busca producir artistas, sino ayudar al niño a encontrar el goce que deriva de la música.
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