Colección Hrisuk

Unas cinco mil piezas artísticas e históricas salen a luz para ser apreciadas por el público en Encarnación.

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Armas, juegos de ajedrez, billetes, monedas, cuadros al óleo, reproducciones fotográficas, documentos, libros y una serie de objetos dedicados a Stroessner conforman el gran acervo de la Colección Hrisuk. La exposición se habilita en homenaje al Bicentenario de Independencia del Paraguay.

 

Ver para creer. Gran cantidad de objetos relacionados con el arte y la historia del Paraguay conforman la colección de Eduardo Hrisuk, que por primera vez sale a la vista del público en la ciudad de Encarnación. Acapara la atención la diversidad de series que abarcan desde numismática hasta piezas que pertenecieron al presidente Alfredo Stroessner.

Aclara Adriana Hrisuk, hija del dueño y anfitriona del lugar, que la exhibición de piezas ligadas al gobernante fallecido no representa reivindicación alguna de su memoria ni admiración a su figura. "Son cosas que ya pertenecen al pasado del país y tienen cierto valor histórico, por eso mi papá se preocupó en guardarlas, de modo que las futuras generaciones conozcan lo que existió en ese tiempo", explica con una agradable sonrisa.

En el exclusivo sector dedicado a Stroessner, se aprecian retratos pintados al óleo: uno de grandes dimensiones firmado por el artista belga Leonardo Torfs y otro de menor tamaño, por monseñor Aníbal Mena Porta, así como de autores anónimos. Muchos pergaminos recuerdan en letras artísticas y pulcros adornos la época de loas y alabanzas al "único líder". Está el cuadro dedicado por la Cruzada Mundial de la Amistad a su "Presidente Honorario", cuando cumplía sus 25 años de creación, en 1983.

Espadas de lujo regaladas por los presidentes de Argentina, Gral. Juan Domingo Perón; de Chile, Gral. Augusto Pinochet y del Brasil, Juscelino Kubistchek, así como una katana obsequiada por el emperador Hirohito del Japón rememoran el tiempo del culto a la personalidad del dictador. Sus bustos, fotografías de acontecimientos oficiales y regalos diversos traídos de visitas a países del exterior pintan de cuerpo y alma al exhombre fuerte que gobernó con mano dura el Paraguay, durante tres décadas y media. Objetos muy personales, como un revólver alemán de marca Rohm, sus álbumes familiares, gorras militares, la lapicera de oro con que firmaba los decretos y hasta sus zapatos de juego de bowling guardan el misterio de su indescifrable personalidad.

Menos impactantes, pero de mayor riqueza cultural, son los libros y álbumes gráficos dispuestos en vitrinas bien protegidas. No faltan los clásicos editados por Ramón Monte Domecq y Arsenio López Decoud en 1911, en conmemoración del Primer Centenario de Independencia. Pequeño tesoro es el albumcito dedicado a Ricardo Brugada hijo, con la firma de personalidades de la política y la cultura nacional como Federico Chaves, José P. Guggiari, Manuel Domínguez, Eusebio Ayala, Cecilio Báez, Eligio Ayala y Tomás Romero Pereira. El Álbum de la Catástrofe de Encarnación, editado por el posadeño Orangel Delmar, testimonia en desoladoras imágenes la destrucción causada por el gran ciclón de 1926. Mejor impresión causa el álbum de fotografías de la inauguración oficial del puente San Roque González de Santa Cruz, el 2 de abril de 1990.

El espacio de la numismática saca a la vista un amplio lote de billetes que recorren desde la época del peso fuerte hasta alcanzar la era del guaraní.

Raros ejemplares, unos con la firma de Don Carlos Antonio López, despiertan el interés de los coleccionistas que acceden al lugar. Entre las monedas, sin duda, las acuñaciones en oro con la efigie de Stroessner, en sus diversos valores, son las más observadas por el público, pues no es frecuente tenerlas a la vista. Se incluyen aquellas series conmemorativas hechas en Alemania, en plata, pero que son poco conocidas en el país.

Reunir la colección que contiene unas cinco mil piezas le llevó al dueño treinta años. Nunca antes había sido expuesta en conjunto, pero en esta ocasión la familia Hrisuk optó por habilitar la muestra como un aporte cultural para brindar un homenaje al Bicentenario y a los 396 años de fundación de la ciudad de Encarnación.

"Papá fue acumulando estas antigüedades como una pasión y en este tiempo creímos oportuno abrir una muestra para que la gente conozca a través de estos objetos parte de la historia de nuestro país. Son múltiples miradas que enriquecen y sustentan los valores nacionales. Representan, de algún modo, coraje, lucha, entrega, idiosincrasia, optimismo y arraigo de nuestro pueblo", expresa Adriana Hrisuk.

En la vitrina destinada a objetos del ferrocarril hay boletos de viajes y hasta manuales técnicos escritos en inglés. Una serie de santos tallados en madera, nichos, vitrolas, radios en desuso, aparatos telefónicos, largavistas, planchas a carbón, máquinas de coser, un molinillo de café, trompos, relojes de pared y mesa, botellas y frascos antiguos de vidrio devuelven la mirada a la vida cotidiana del ayer. De cuando en las casas no se tenían acondicionadores de aire, televisores ni acceso a Internet. Son elementos olvidados que hoy permiten medir los pasos dados por los avances tecnológicos hasta llegar a la actualidad.

Un apartado especial ubica las medallas y condecoraciones de guerra. Varias réplicas de los reconocimientos otorgados por el Mariscal Francisco Solano López a oficiales y soldados mantienen viva la memoria de aquellos valientes que ofrendaron sus vidas en defensa de la patria, durante la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870). De aquel tiempo infausto es el documento que permite leer el parte médico de la muerte del Mariscal López. Otro manuscrito de incalculable valor histórico es el original del fallo arbitral firmado en Washington, el 12 de noviembre de 1878, por el presidente de los Estados Unidos de América, Rutherford B. Hayes, otorgando al Paraguay la soberanía del Chaco, en disputa con la Argentina. De la Guerra con Bolivia, entre 1932 y 1935, hay condecoraciones y reproducciones fotográficas de gran valor testimonial que registran el sacrificio de los guerreros paraguayos en su lucha por la soberanía del Chaco Boreal.

Un muestrario de armas deja al descubierto variedades de rifles, pistolas, revólveres, sables y cuchillos. Menos bélicas son las tarjetas postales que contienen imágenes de edificios, paisajes y escenas costumbristas que recrean parámetros de las costumbres en cuanto a moda y arquitectura en el Paraguay y, puntualmente, en Encarnación.

La exposición, declarada de Interés Departamental, abarca también ejemplares de viejos mapas que ahora develan las transformaciones geográficas que se fueron dando con el correr de los años. Resaltan una cartografía hecha por Cleto Romero en 1897 y un plano de Encarnación dibujado a mano en 1914 con nombres de calles que han sido cambiados.

La masonería no está ausente en este conglomerado testimonial. Un mandil que perteneció al Mariscal José Félix Estigarribia confirma su participación en alguna logia. Distintas medallas, pines, símbolos y collares ceremoniales completan las vitrinas dedicadas a la hermandad.

Juegos de ajedrez realizados en piedras de ónix, ágata; marfil, ébano, cerámica, porcelana y en madera tallada por el escultor Zenón Páez tientan a poner a prueba la habilidad mental. Bien afirman los anfitriones que el valor de coleccionismo radica en el aprendizaje que otorga reunir cosas e investigarlas para dar cuenta de sus orígenes. "Eso educa y entretiene", coinciden padre e hija.

Pinturas al óleo con las firmas de Leonardo Torfs, Roberto Holden Jara, Federico Ordinaña y Hernán Miranda otorgan un atractivo colorido a las paredes del enorme salón, donde abundan también dibujos y grabados de Livio Abramo, Jacinto Rivero y Miguela Vera. Obras de Carlos Colombino, Félix Toranzos, Ricardo Migliorisi, Carlos Garcete y Yolanda Laconich presentan una pincelada del arte contemporáneo.

Especial rincón ocupan los cuadros de Adriana Hrisuk. Se sincera ella que no tiene un inicio formal, pero recuerda que desde chiquita le gustó dibujar. Con esa inquietud tomó clases de pintura con Hernán Miranda y asistió a cursos en el Instituto Montoya de Posadas (Argentina). "Acrílico, lápiz, tiza pastel, óleo... Yo experimento con lo que tengo a mano. Voy probando con cualquier material y siempre llego a una conclusión satisfactoria. Tengo varios murales hechos acá en Encarnación. Considero que soy una pintora surrealista", dice, en tanto señala su único cuadro al óleo colgado en la muestra.

Una cajita musical que habría pertenecido a Madame Elisa Alicia Lynch; la chaqueta militar del coronel José Santos Miño, héroe de la Guerra del 70, fallecido el 18 de octubre de 1891; una escultura en piedra de la antigua reducción jesuítica de Itapúa y tantas cosas que despiertan curiosidad integran la colección privada de Eduardo Hrisuk.

Echarle un vistazo al conjunto, sin duda, se convierte en un nostálgico paseo por la memoria histórica del Paraguay. Pasen y vean.  

Recuerdo familiar. A través de los retratos y objetos que pertenecieron a Ana Klekoc y Ladislao Hrisuk, padres del anfitrión, se rinde tributo a los inmigrantes europeos que se establecieron en Itapúa. Con todas sus piezas históricas, Eduardo Hrisuk tiene proyectado organizar en el centro de Encarnación un museo que permita a las nuevas generaciones conocer parte del rico pasado del país.

Visitas. La Colección Hrisuk se habilitó al público el 30 de abril y podrá ser observada hasta diciembre de 2011, de martes a sábados en dos turnos: por las mañanas, de 7.30 a 12 y por las tardes, de 15 a 19. Los domingos, de 9 a 18. Se abona 10.000 guaraníes en concepto de entrada. El acervo se halla montado en un gran salón del Complejo Repsur, situado sobre la Ruta VII y Padre Antonio Riera, en el acceso de Encarnación a las Colonias Unidas.

FOTOS: ABC Color/Celso Ríos

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