Una sugerencia diferente y alejada de la capital es el Hotel Alta Gracia. La ruta II “Mariscal José Félix Estigarribia” conduce hasta el km 52,5, exactamente, donde abre sus puertas esta posada recientemente inaugurada. ¿Se acuerda del Parque Anka? Si no tuvo la oportunidad de visitarlo en la década de los ochenta y los noventa, probablemente recuerde el nombre, pues en ese mismo predio se yergue esta nueva propuesta campestre.
La vía principal nos lleva hasta la conserjería, decorada con muebles de madera y accesorios hindúes, con amplios ventanales, desde los cuales se vislumbran los pasillos de las habitaciones y que conducen al quincho principal, que da pie a una piscina gigantesca al aire libre, con reposeras que invitan al disfrute.
La madera es un material que predomina en toda la arquitectura, otorgándole un aire fascinante por la composición y distribución en toda la construcción. Se percibe un equilibrio en todo el espacio, ya que, además de la madera, se conjugan otros elementos como el fuego, el metal, la tierra y el agua, creando esa sensación de serenidad y armonía en el entorno. Al ingresar al edificio se aprecian canales de agua con plantas. En lugares estratégicos están ubicados círculos que en el invierno o en las noches estrelladas pueden servir para “armar” una fogata.
Los amplios ventanales otorgan mucha luz en toda la construcción. Los muebles y las habitaciones están en perfecta consonancia con la naturaleza, lo que hace que se experimente una sensación de paz. Los colores, en su mayoría oscuros, como el rojo y el gris, facilitan la relajación y la espiritualidad; aunque en las habitaciones predominan los tonos claros, como el beige, blanco, hueso, que crean un ambiente relajado, con lámparas de mesa con iluminación suave.
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En todos los espacios, las plantas oxigenan. Mucho verde, mucha agua, mucha madera. “Buscamos que sea un lugar de verdadero descanso; que las personas vengan y encuentren ese reposo que buscan. Cuidamos todos los detalles para que así sea”, explican los esposos John y Emilce Kennedy, propietarios del lugar.
En un total de 18 ha, de las que 14 están cubiertas de bosques y 4 están construidas, el Hotel Alta Gracia se muestra majestuoso. Se ofrecen 32 habitaciones: dos en suite; dos piscinas, tanto para niños como para adultos, de uso exclusivo de los huéspedes. Las habitaciones simples y dobles, con jacuzzi en las suites, tienen una vista exuberante de la naturaleza, mientras que las demás también ofrecen una vista de lo verde de la ciudad de Caacupé, un municipio que brinda un clima subtropical; aunque debido principalmente a la altitud, el relieve y las condiciones del suelo, resulta bastante templado y seco, con una temperatura anual de 22 ºC, por lo que el hotel es ideal para gozar y disfrutar de días de descanso y esparcimiento, aprovechando las bondades del sol y del paisaje que la zona brinda.
A solamente una hora y quince minutos, aproximadamente, de Asunción, también está situada cerca de todos los sitios de interés turístico de la región. El atractivo más cercano es el 8 de diciembre, fecha de la Inmaculada Concepción de María, celebración a la que acuden miles de peregrinantes para rendir homenaje a la Virgen de los Milagros de Caacupé.
Definitivamente, disfrutar de un espléndido amanecer en medio de una frondosa vegetación y lo mejor de la gastronomía regional, practicar deportes como vóley o fútbol, realizar caminatas ecológicas para terminar en un inolvidable atardecer de colores y una noche bajo un encantador cielo estrellado desde lo alto de un mirador son algunas de las actividades que se pueden vivenciar.
Y si de fiestas se trata, el lugar está habilitado para el efecto. Cuenta con un salón para recepciones como bodas, cumpleaños y otras celebraciones, con una capacidad para 300 personas; además, es apto para conferencias o charlas de trabajos, con lugar para recibir a 500 personas en este tipo de eventos. “Basamos nuestra gastronomía en lo que abunda y distingue a la zona, como los dulces o jalea de guayaba, en la mesa de desayuno y sobremesa; las chipas y otras delicias. También buscamos potenciar el trabajo de los pequeños productores, recurriendo a sus elaboraciones”, expresa el matrimonio en otro momento de la visita.
El comedor también es amplio, con una terraza que ofrece una vista a la vegetación del lugar. “Estamos haciendo un estudio de los árboles que predominan, a fin de brindar información cierta sobre las variedades, ya sean autóctonas o foráneas, porque contamos con especies que fueron traídas de Alemania. Sabemos también que por este lugar pasó Madame Lynch en su camino al campamento Ascurra, donde estaba el Mariscal López; así que vamos a potenciar todos estos pormenores para trasladarles a nuestros huéspedes”, añaden.
Sin duda, nada mejor que disfrutar de Caacupé, sus alrededores y cada atractivo de esta región, desde la tranquilidad del campo y con todas las comodidades de un hotel. Si está buscando alternativas campestres, en este lugar le esperan para que disfrute. Así que cuando trate de divertirse en su tiempo de descanso, sus vacaciones, reuniones de negocios o sociales, la opción de turismo interno es una de las mejores.
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