El itinerario de la nostalgia

Este artículo tiene 21 años de antigüedad

En su lento trajinar, las antiguas locomotoras a vapor y los vagones de madera arrastran décadas de historia. El ferrocarril, implementado en Paraguay en 1856 por don Carlos Antonio López, revive en las olvidadas estaciones que se extienden de Asunción a Encarnación, su ritual de silencio. Hoy, a lo largo de las vías, las terminales de tren ya no vibran con el melancólico pitar de los aparatosos vehículos que generaban intensos movimientos de máquinas y hombres. Aun así, estos viejos edificios conservan el encanto de aquellos viajes de tiempos idos que no volverán.