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La “gratitud” con un héroe

Hace unos meses se cumplieron 40 años de una trágica jornada en aguas del río Paraguay, en las proximidades de Puerto Kemmerich, Concepción, cuando el buque Miryam Adela, enfrentado a una tempestad, naufragó y arrastró consigo a más del centenar de pasajeros al fondo del río.

Un peón de estancia de las cercanías escuchó los alaridos desesperados de los damnificados y, sin dudar un instante, concurrió al lugar y se lanzó al río, logrando rescatar de las fauces de las aguas a más de 25 náufragos, a quienes les salvó la vida.

Ese héroe se llama Eligio González Aponte (81) y vive –en la soledad de su viudez y la oscuridad de su ceguera– en la ciudad de Concepción. Tan grande es la gratitud de la ciudadanía y las autoridades paraguayas que hoy le niegan el único medio de subsistencia, consistente en un modesto subsidio que, meses atrás, le negaron a seguir pagando. Triste destino de alguien que arriesgó la suya para salvar de una muerte segura a 25 compatriotas, aquel lejano 10 de febrero de 1978.

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Un pionero

Uno de los pioneros de la explotación pecuaria en el Chaco fue don Evelyn Gosling, nacido hacia 1870 y radicado en el Paraguay en 1903, trabajando como administrador de establecimientos ganaderos. En 1931 fundó la estancia La Unión, en el Chaco. Luego de unos años en la región oriental, explotando una estancia en la zona de Altos, retornó al Chaco para fundar la estancia Cuatro Vientos, en el departamento de Presidente Hayes, en la zona del fortín General Díaz.

Retirado de la actividad ganadera, vivió sus últimos años en San Bernardino, donde falleció en diciembre de 1961. Un hijo suyo, Avelino Gosling, falleció extraviado durante una expedición en el Chaco.

El ejemplo vale

Cuando hacia 1760 se estableció la reducción de Nuestra Señora de Belén en la zona norte del Paraguay, hubo algunas dificultades para el sostenimiento de la nueva población. Una de ellas fue la “haraganería” de los mbayá. Como solución y ejemplo a seguir, los jesuitas llevaron algunas familias guaraní por considerarlas más laboriosas. La medida fue bastante efectiva, pues algunos meses después ya eran ocho las familias mbayá que cultivaban la tierra. Al año siguiente, la cosecha de maíz, porotos, mandioca, batatas y caña dulce era abundante.

Malones de indios cerca de Asunción

Entre 1882 y 1883, varios malones de indios chaqueños atacaron la vecina localidad chaqueña de Villa Hayes, con la intensión de saquearla. Por suerte, la guarnición asentada en la población logró repeler varios ataques y disminuir sus efectos. En varias ocasiones, por falta de suficientes montados, no pudo hacerse una persecución efectiva de los atacantes. La villa chaqueña estaba resguardada por un piquete de artilleros bien armados; aun así, se dieron casos de asesinatos de pobladores y robo de animales, además del secuestro de niños y mujeres cautivas. Para combatirlos, se hicieron expediciones punitivas, matando a varios aborígenes y secuestrando a niños de entre 6 y 12 años.

Asunción en 1885

Dos informaciones sobre la vida asunceña de las últimas décadas del siglo XIX dan cuenta de que el 15 de noviembre de 1885 empezaba la construcción del pavimento pétreo sobre la calle 25 de Diciembre –actual Chile– en su intersección con la calle Palma. Un mes después, en diciembre, se estaba empedrando la calle Palma entre 25 de Diciembre y 25 de Noviembre –actual Nuestra Señora de la Asunción–. La otra información era que el 29 de noviembre de aquel 1885, las vías de la empresa tranviaria El Conductor Universal iba llegando a su terminal de Cancha Sociedad, actual Hotel del Paraguay. La empresa tranviaria –propiedad del Dr. Silvio Andreuzzi– empezó a funcionar el 20 de enero de 1886.

Rescate de reliquias

El 24 de agosto de 1981 comenzaron los trabajos de construcción de diques por medio de ataguías, para dejar libres los cascos de los buques y calderas del curso principal del arroyo Yhaguy, en la zona conocida como Vaporcué, en Caraguatay. Fueron trabajos muy duros y esforzados por las constantes lluvias, que acrecentaban el caudal y arrasaban con las ataguías. Por esta razón fue desviado el curso del arroyo por medio de canales auxiliares, realizados con palas mecánicas y topadoras. Para retirar los cascos hasta entonces sumergidos en el agua, se realizaron cortes para sacarlos por partes. Depositados sobre anguilas, y por medio de varales falsos y tractores, fueron remolcados fuera del lecho del río, trasladados y depositados sobre unos pedestales construidos a propósito; allí fueron vueltos a ensamblar, soldados y completadas las partes faltantes o en mal estado. Luego de mucho trabajo y dificultades, tras cinco años de duras tareas, se logró rescatar y poner en condiciones las reliquias de la flota naval de la Guerra contra la Triple Alianza. Estas históricas piezas están hoy a merced de los elementos, destruyéndose ante la apatía de la población y las autoridades. Es perentoria su conservación por medio de trabajos de restauración y preservación en condiciones apropiadas.

surucua@abc.com.py