Habilidad guaraní

“El paraguayo es hábil, ya que si todos tuvieran la oportunidad de ser lo que quisieran, este país sería un boom”, asegura Francisco Viveros. El joven fue distinguido por su rendimiento en la Universidad de Pisa, Italia, dejando en alto la bandera paraguaya.

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Francisco Viveros tiene 29 años, en el Paraguay se recibió de abogado y notario, luego realizó el curso de Didáctica Universitaria y, como seguía sintiendo que le faltaba “algo”, empezó la carrera de Economía. Cuando cursaba el tercer año, decidió que era hora de tener también un poco de formación extranjera; buscó las posibilidades y se decidió por la Universidad de Pisa, Italia.

“Según lo que investigué, es una de las mejores universidades de Europa. Fue creada en 1343 y las referencias que obtuve eran excelentes, así que me inscribí a la maestría de Derecho de la Economía y Gestión Pública. Para poder aplicar, me exigían un manejo óptimo del idioma, así que me aboqué a eso; tomé un examen en el Paraguay y otro en Italia, que, afortunadamente, me permitieron ingresar”, comenta.

Sin embargo, al iniciar las clases, notó que –a pesar de haber aprobado los exámenes– aún necesitaba mejorar y, a la par de sus materias, empezó a tomar un curso subsidiado por el municipio de Pisa. “Me propuse mejorar en ese sentido y, aunque supuso más esfuerzo, pude hacerlo. Además, en la residencia universitaria en la que vivía era el único latino y me tocaba comunicarme todo el tiempo en italiano e inglés; algo que ayudó bastante”.

Durante su estadía en Italia, Francisco se tomó dos semanas para viajar a Londres, Inglaterra, y realizar un curso en la London School of Economics, la distinguida institución a la que la propia reina Isabel acude para pedir asesorías en tiempos de crisis para la economía británica. “Cuando me tocó el turno, expuse sobre la ley de tarjetas de crédito, que en ese entonces era el tema del momento. Todos los auditores, docentes y estudiantes que estaban presentes quedaron boquiabiertos al escuchar que en nuestro país hasta entonces no existía un tope fijo en los intereses de las tarjetas. Quedaron impresionados con la disertación y recibí muchos elogios”, cuenta.

De vuelta en Pisa, Francisco se abocó a su tesis; el tema que eligió fue Debida diligencia en el sistema de adquisición empresarial. “En nuestro país nunca antes se había escrito al respecto. Aunque sí existe la figura, jamás se escribió en español, así que toda mi investigación se basó en libros editados en inglés e italiano. Fue un proceso complicado, pero el resultado fue ponderado por la mesa examinadora, que me dio una nota como alumno distinguido y varios elogios por mi desempeño a lo largo de toda la maestría”.

Uno de los integrantes de la mesa examinadora había estado en el Paraguay y cuando le tocó calificarlo, según cuenta Francisco, lo elogió por el nivel educativo que demostraba, ya que –según recordaba– la educación era el punto más débil de nuestro país. “Mi objetivo todo el tiempo fue demostrar que, a pesar de las falencias del sistema educativo nacional, quien tiene la posibilidad de acceder a más herramientas de formación puede competir de igual a igual con estudiantes del primer mundo. Lastimosamente, el paraguayo promedio no tiene esta facilidad”, explica.

Sin embargo, Francisco resalta que si hay algo que sobra en la “sangre guaraní” es la habilidad. El joven explica que el hecho de tener que empezar a trabajar a temprana edad, foguearse con independencia y sacrificarse para poder continuar con los estudios es lo que forma una mentalidad que es capaz de resolver cualquier problema.

“Muchas veces, los extranjeros manejan al dedillo los datos técnicos de determinadas leyes, pero son incapaces de aplicarlas. Como se dedican exclusivamente a estudiar durante casi sus 30 primeros años, resulta que, a la hora de competir por un puesto, pierden contra el joven que carece de datos, pero le sobra –como a los paraguayos– la habilidad para solucionar y actuar de manera práctica. Este es un rasgo común en los paraguayos, y cuando se dejan atrás la timidez y baja autoestima, se logran cosas demasiado importantes”.

“Lastimosamente, no todos pueden tener la oportunidad que yo tuve, pero cuando la prioridad sean estas cuestiones y se pueda aplacar la corrupción reinante, nos convertiremos en potencia”, asegura.

Becas Carlos Antonio López

Poco después de volver al Paraguay, se enteró sobre las becas Carlos Antonio López, una oportunidad que brinda el Estado a jóvenes de escasos recursos para cursar maestrías y doctorados en el exterior. Este año se otorgaron 375 para diversos continentes. Para Francisco, esto repercute en una completa revalorización del mercado laboral a nivel local. “El joven, hoy en día, ya sabe que no se puede limitar, porque el nivel de formación que requerirán las empresas será cada día más alto, y sin una formación académica notable o experiencias en el exterior, difícilmente podrá competir. El empresario, aunque le cueste más dinero, siempre va a preferir profesionales con el nivel que brinda la formación en el extranjero”, resalta.

 mbareiro@abc.com.py 

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