Cuando la gente se postula para ocupar un cargo directivo en alguna de esas comisiones, promete una camioneta cuatro por cuatro para cada vecino, guardería para mascotas, 24 horas de servicio delivery en helicóptero, spa a domicilio, una empleada doméstica honesta y bien entrenada, jardinero, guardia, chapa y pintura para cada casa… Enseguidita que asumen olvidan sus promesas y se dedican a las componendas y al curro. Se nota a la legua que lo único que les mueve es el deseo de poder, el beneficio personal y la figuración social. Quiero denunciar por este medio que en el barrio existen dos bandos bien definidos que agobian al vecindario con sus vandalismos y la constante batahola de sus escandalosos enfrentamientos. La conducta patotera de los susodichos hace insoportable la vida del incauto vecindario.
El denominado Grupo de los Irresistibles accede a sus puestos por medio de las urnas. La camarilla en cuestión diseña y construye sendas torcidas, reglas oscuras, plagadas de agujeros y trampas que complican de gravedad el desplazamiento de los moradores. Ya fueron causa de serios accidentes y se cobraron vidas candorosas en un marzo otoñal.
Por su parte, la autocrática Agrupación Suprema de los Inamovibles llega a sus funciones por medio de un concurso de méritos. Los supremos actuales, carcamanes en su mayoría, empacados en sus cargos, no permiten la libre circulación de la gente. Sus integrantes obstruyen los intentos de realizar trámites justos si antes no se les paga un suculento peaje para obtener el permiso correspondiente. Estos abominables personajes tuvieron el tupé de autoproclamarse los Eternos Dueños de la Vereda, de la Verdad y de la Verdura.
Manifiesto por este medio que, nosotros, los habitantes del barrio, estamos indignados y hartos de este avasallamiento. No aceptamos que delincuentes materiales e intelectuales nos traten como a estúpidos rehenes.
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Despreciamos a los irresistible$, lo mismo que a los inamovible$, porque su falta de conciencia y mezquindad superan a sus conocimientos académicos (si es que los tienen). La inamovilidad de quienes se hacen llamar jueces, en oposición a la elección popular frecuente de los que redactan leyes y reglamentos, no consigue limitar el poder de uno y otro bando. El absurdo proceder de Inamovibles e Irresistibles nos coloca en una paradoja similar a la que expone Isaac Asimov:
Sabiendo que un cuerpo inamovible es un cuerpo al que ninguna fuerza, por fuerte que sea, es capaz de mover, y teniendo en cuenta que una fuerza irresistible es una fuerza a la que ningún cuerpo puede resistirse:
¿Qué sucede cuando un cuerpo inamovible se encuentra con una fuerza irresistible?
Este es un buen domingo para que las mentes inteligentes reflexionen y se depongan actitudes extremas. Así, la sabiduría será iluminada y podrá encontrar las posibles soluciones.