Neurogym: fuerza mental

Igual que podemos mejorar nuestra forma física yendo al gimnasio, realizar una serie de ejercicios sicológicos de neurogym preparará nuestra mente para hacer frente a los momentos difíciles de la vida, con el objetivo de alcanzar una felicidad auténtica.

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¿Se siente mal desde hace un tiempo?, ¿siente ansiedad, tristeza, culpa, rabia o miedo con frecuencia?, ¿está así, sobre todo, a partir de sufrir cambios importantes en su vida?, ¿se nota desbordado por todo y por nada al mismo tiempo?

Pedro Moreno, sicólogo clínico del Servicio Murciano de Salud (este de España), conoce bien lo que significa sentirse así, no solo por su experiencia profesional, sino también porque él mismo tuvo que enfrentarse a uno de los momentos más difíciles de su vida: el fallecimiento de su madre debido a una presunta negligencia médica.

Moreno encontró que la salida de su tormenta emocional no estaba en cerrarse a la vida, sino precisamente en abrirse a ella, aprendiendo a cultivar una actitud amable y compasiva hacia el momento presente y las emociones que lo acompañan, por amenazantes que puedan parecer.

Este doctor en Sicología (www.clinicamoreno.com) ayuda a sus pacientes siguiendo este enfoque en la terapia individual o en los cursos que organiza sobre cómo recuperar el equilibrio emocional.

El experto ha escrito el libro Abrirse a la vida, en el que indica que la felicidad auténtica es el estado de plenitud que surge de calmar y comprender nuestra propia mente y, en la medida en la que estabilizamos esa calma y comprensión mental, a modo de gimnasia mental o neurogym, aprendemos a navegar sobre las dificultades de la vida sin ahogarnos en ellas.

“Entonces, podemos ser felices en la salud y enfermedad, en los momentos duros y amables. Esa es la felicidad auténtica, la que no depende de las circunstancias que te tocan vivir”, señala Moreno a EFE.

Según este sicólogo, las emociones tienen su origen “en la mente, que debemos entrenar para el equilibrio emocional, ya que, de otro modo, la felicidad auténtica será imposible, porque estaremos en una montaña rusa de emociones con altibajos continuos, según nos vaya la vida”.

Una de las formas que propone para entrenar la mente, aprender a estabilizarla, comprender su funcionamiento y, de ese modo, conseguir que las emociones se canalicen por sí mismas consiste en practicar una serie de ejercicios prácticos.

Registro cotidiano

Según explica Moreno a Efe, para hacer este ejercicio denominado “diario emocional”, tan solo hay que anotar en un cuaderno lo que nos ocurre cuando nos encontramos mal –no importa por el motivo que sea– y responder estas preguntas:

• Situación: ¿dónde estabas, con quién, qué hacías y qué estaba pasando “justo antes” de sentirte mal?

• Pensamientos: ¿qué pensamientos han venido a tu mente después de lo que ha pasado?, ¿te venía alguna imagen mental?, ¿te reprochabas algo?, ¿pensabas que algo podía ir mal?

• Emociones: ¿te sentías triste, nervioso, con miedo, enfadado, culpable?, ¿te asustaba alguna sensación de tu cuerpo?, ¿te imaginabas algo que te hacía sentir aún peor?

• Mi reacción a la experiencia: ¿intentabas bloquear, suprimir o modificar de alguna forma lo que sentías o pensabas en ese momento?

“Este ejercicio es fundamental para conocernos mejor a nosotros mismos y tener una posibilidad de modificar cosas importantes de nuestra forma de hacer frente a los momentos difíciles”, enfatiza Moreno.

Diario de la gratitud

“Cada día podemos dar las gracias por muchas más cosas de las que nos imaginamos, aunque lo típico es que esas cosas positivas las demos por merecidas y no les demos valor, pero son muy valiosas y, muchas veces, solo lo reconocemos cuando ya no están”, señala Moreno. 

Este doctor expone algunos ejemplos cotidianos de cosas muy valiosas que podemos agradecer cada día: 

• Agua para beber y asearse.

• Comida para el mediodía, desayuno y cena.

• Dedos en las manos.

• Piernas para caminar.

• Brazos para abrazar.

• Ojos para ver las cosas bonitas de alrededor.

• Oídos para escuchar música.

• Música para escucharla.

• Pulmones para respirar.

• Aire con oxígeno suficiente para seguir vivo.

• Corazón para llevar el oxígeno a todo tu cuerpo.

• Un cerebro sano.

• La capacidad de leer.

• Inteligencia para buscar la felicidad.

El doctor Moreno recomienda agradecer cada día todas aquellas cosas que, si no las tuviéramos, harían que nuestra vida fuera peor, como los gestos amables que recibimos de otras personas, las sonrisas y los ofrecimientos de ayuda, aunque sean tan sencillos como acercar el pan durante la comida.

Un paseo

Pedro Moreno recomienda caminar 30 min diarios –si no hay un problema de salud que lo impida– para desconectarnos de las rutinas emocionales que tenemos; aunque “si queremos que este ejercicio nos regenere emocionalmente, no vale salir a caminar de cualquier manera”, aclara.

También aconseja salir a pasear por algún parque o jardín lo suficientemente grande y aislado como para desconectarnos del ajetreo de la ciudad, inmersos en la naturaleza, y dejando atrás las preocupaciones y tareas pendientes.

Para dar este “paseo del abuelo”, Moreno recomienda:

• Poner la alarma para que suene al cabo de 30 min y no volver a mirar el reloj. 

• Permitir que nuestro cuerpo marque el ritmo de la marcha.

• Dejar fuera todo lo que no sea el contacto con la naturaleza.

• Poner atención en lo que hacemos a cada momento, paso a paso.

• Notar las sensaciones corporales: cada pisada, los sonidos que nos rodean, los colores y formas de los árboles, así como los olores.

• Volver a dirigir nuestra atención a lo que vemos, oímos, olemos y al contacto con el entorno si nuestra mente vuelve a inquietarse. 

Según Moreno, la importancia de estos ejercicios, que son el principio del programa de entrenamiento mental básico, de ocho semanas, describe su libro Abrirse a la vida, “es difícil de explicar con palabras, y se puede pensar que son tan simples que no merece la pena ponerlos en práctica, pero realmente funcionan y su único secreto es precisamente practicarlos”.

EFE/REPORTAJES

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