En Santa Catarina, el calendario de fiestas culturales permanece activo el año entero. El Festival de Danza de Joinville, el mayor concurso de estudiantes de danza de América Latina, incluye también a bailarines aficionados y profesionales. Este año reunió a más de 6000 participantes y atrajo a un multitudinario público.
Durante las 14 noches del festival, centros de convenciones, escuelas, fábricas y espacios públicos de la ciudad se transformaron en escenarios. Las compañías presentaron trabajos en las modalidades ballet clásico de repertorio, ballet clásico, danza contemporánea, jazz, danza callejera, danzas populares y zapateado.
Allí estuvo la academia de danza de Elizabeth Vinader, con un equipo conformado por diseñadores, vestuaristas, coreógrafos y bailarines. En la modalidad de danzas populares ganó el premio al mejor grupo de todo el evento. “Tras realizar una espectacular representación llena de sentimiento y con una técnica que rozó la perfección”, según la propia Vinader.
El título representa una enorme satisfacción para ella y sus alumnos. Sobresalir entre más de 6000 participantes es para sentir orgullo. “El buen hacer se vio recompensado. Le pusimos profesionalismo, entrega, como todos los años que hemos participado. Los resultados de este esfuerzo se traslucen en las premiaciones que recibimos cada año, aunque esta vez quedamos gratamente sorprendidos por este galardón principal que trajimos al país. No es solamente nuestra academia, nuestro equipo de bailarines y todos los que contribuyen en este logro, sino que, principalmente, es el país, es el nombre del Paraguay el que retumba en los escenarios”, explica Vinader.
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El encuentro
Harol Colmán fue el coordinador del equipo nacional. Este resalta la envergadura del encuentro con la danza y destaca la presencia del país. “En esta edición del festival participaron bailarines de casi todo el Brasil y otros países. Es un encuentro que genera mucha expectativa. Conforme a los datos de la organización, cerca de 230.000 personas visitaron el festival y generó 1000 empleos directa e indirectamente”, comenta Colmán.
Este galardón, para Vinader y su grupo, no es el primero. La academia tiene una vasta trayectoria con reconocimientos importantes. En Joinville, por ejemplo, ya logró el premio a mejor grupo en dos ocasiones. Otro premio fue Paso de Arte, también en Brasil; Danza América, Bento en Danza y otros. Es el reconocimiento a la trayectoria, porque —para Vinader— el baile libera, comunica, expresa. “El cuerpo está hecho para moverse, aprender técnicas distintas, mejorar físicamente, ponerse a prueba en otras áreas. La gente pasa bien bailando”.
Ella, desde muy pequeña, mueve el cuerpo. “Aprendí a caminar de la pollera de mi hermana Zully cuando iba a la academia de Reina Menchaca... Y abrí mi propio local ya hace 30 años, tiempo que llevamos impulsando la formación de nuevos valores en el sector profesional de la danza. La rigurosidad con la que trabajamos es el sello distintivo de nuestro trabajo”, asegura.
Desde ella buscan introducir al alumno en las pautas del movimiento y la respiración e iniciarlo en su propia búsqueda personal. “En la danza, aunque parezca que hagamos los mismos movimientos o utilicemos la misma técnica, cada uno tiene que sacar y descubrir su propio estilo. En la danza hay que estar preparado para todo”, agrega.
Danza india
Gessica Leppel y otros 40 bailarines realizaron una danza india y ganaron la admiración de todos los presentes. “Nos concentramos en sentir la música e interpretarla, y el resultado fue maravilloso”, menciona Gessica, cuya coreografía estuvo a cargo de Ángel Ovelar.
Sobre los otros competidores de su categoría, Ovelar dice: “Cada uno de los cuadros fueron muy aplaudidos. Pusimos el esmero y la rigurosidad para posicionar el nombre de nuestro país”.
Colmán, por su parte, comenta que apuestan a lograr una sociedad inclusiva desde su especialidad. Siendo la danza un movimiento a través del cual el cuerpo expresa sus ganas de vivir, se puede decir que todos tienen la capacidad de bailar; solo hace falta sentir dentro de uno el deseo de moverse.
Elizabeth Vinader recalca que, como maestra, su compromiso es lograr que el niño ame la danza, la música y el arte. “Para enseñar a interpretar o a bailar, hay que haberlo hecho antes. Llevo 30 años en esta pasión que me tocó como profesión. Lo esencial, por supuesto, es trabajar desde el fondo la emoción de los alumnos. Definitivamente, ser maestro es un regalo de la vida, es la misión de dar a conocer, de darse por entero”, refiere.
Entre los proyectos que emprende Vinader desde su academia se encuentra la participación en todos los eventos, tanto nacionales como internacionales, y seguir formando buenos profesionales. “Continuaremos con lo que sabemos hacer y nos gusta. Este premio logrado en Joinville nos motiva, nos impulsa a seguir mejorando”.
ndure@abc.com.py