La rosella es una planta originaria de África y pertenece a la familia de las malváceas. Existen diferentes variedades; la que se cultiva en nuestro país es la Hibiscus sabdariffa, que contiene abundante cantidad de ácidos vegetales que le dan un sabor muy agradable a los preparados que se obtienen de sus hojas, que se cultivan para el consumo como verduras, para preparar tisanas, para fabricar dulces, jaleas y alimento para los animales.
Crece con ramas rectas y pequeñas ramificaciones; es resistente a las sequías y no tiene muchos requerimientos de suelo; su cultivo es una alternativa para el pequeño productor. He realizado pruebas en la granja experimenta VALEPAI de Caacupé y he notado que crece en nuestro medio con mucha facilidad, pero es muy poco aprovechada, debido a que se desconocen sus importantes propiedades ya sea para el consumo como para la industria, sobre todo artesanal.
Esta planta anda bien en climas cálidos y no tiene muchos requerimientos de agua, ya que se desarrolla adecuadamente con 500 milímetros de lluvia durante el periodo vegetativo, es decir, unos cinco meses.
Cultivo
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
Cuando se establece un cultivo con miras a la comercialización, se deben seleccionar las plantas que tienen los cálices de color más oscuro, porque tendrán mayor rendimiento en la coloración de los productos utilizados. Las semillas se secan a la sombra y se guardan hasta la siembra.
El poder germinativo de las mismas se mantiene alto durante el almacenamiento, llegando a un 90% aquellas almacenadas por 10 meses. La siembra puede hacerse en almácigos o en forma directa; esta última alternativa se elige cuando no hay abundancia de semillas, teniendo en cuenta que la rosella aguanta muy bien el trasplante, el cual se debe realizar cuando la plántula alcanza unos 15 o 20 centímetros de altura; con mayor tamaño, se corre el riesgo de que baje la productividad. Las pruebas las he realizado con macetas de papel.
La siembra directa se realiza poniendo unas 4 semillas en cada hoyo; en estos casos, la germinación es rápida, la cual se produce a los 3 días. La distancia entre plantas, de acuerdo a lo que he visto en el campo es recomendable hacerlo en cuadrados de 1 metro de distancia entre planta e hilera.
Una vez que las plantas han alcanzado un desarrollo superior a los 30 centímetros, es recomendable hacer un raleo. Esto disminuye la competencia y permite hacer una selección prematura de las plantas con mayor vigor y producción.
La cosecha se realiza en forma manual con una herramienta cortante bien afilada, para no desgarrar el fruto. Si se entregan para consumo en fresco, es recomendable ponerlos en una canasta, para que mantengan su frescura y no se machuquen las puntas.
Si se van a destinar a la producción en seco, se desprenden las hojas, con corte realizado en la parte basal, de tal forma que permita el desprendimiento total del cáliz y deje solo el capullo de las semillas. De esta forma, las hojas son más fáciles de extender al sol para su secado, el cual se completa cuando estas solo tienen 12% de humedad.
El mercado de hojas secas es muy grande, ya que gran parte del comercio internacional la compra de esta forma para elaborar diferentes productos, entre ellos, los destinados al té.
Con el cáliz de la rosella se pueden preparar muy fácilmente jugos en la licuadora, mermeladas, helados y postres que requieran un sabor ácido, parecido al que se obtiene cuando se usa la frutilla, se puede endulzar con ka’a he’ê.
Una de las grandes propiedades medicinales de la rosella es su poder de dilatación de los vasos sanguíneos, ayudando a bajar la presión; es un buen diurético, con abundante cantidad de vitamina C.
Su color es muy utilizado en la preparación de otros productos que requieren características naturales, sin recurrir a colorantes artificiales.
La rosella es una buena alternativa para el pequeño productor.
“La educación es la base del desarrollo de las comunidades”. p.m.g.
