Sin embargo, hay que recordar que todas las acciones y actividades del hombre tienen un impacto positivo o negativo sobre el ambiente. Así, por ejemplo, los efectos de cambio climático tienen sus consecuencias sobre el medio y el bienestar humano: ahora con las inundaciones y temperaturas elevadas, y más tarde con las sequías con sus efectos negativos. La reaparición de las enfermedades tropicales como el dengue, chikunguña y, ahora, zika son otro ejemplo. La contaminación del lago Ypacaraí es otro; lo mismo que la deforestación de los últimos bosques nativos existentes, con sus efectos perjudiciales sobre las abejas melíferas, absorción del anhídrido carbónico y otros gases de efecto invernadero. Estas acciones del hombre provocan alteraciones de diversa magnitud e intensidad que deterioran los ecosistemas y la vida de las especies que allí habitan. Y hoy esto está fehacientemente comprobado: en todos los casos, las actividades del hombre provocan desequilibrios y tienen consecuencias de diversa intensidad para el ambiente y los ecosistemas que lo componen.
ECOSISTEMAS
Los ecosistemas son organizaciones o sistemas complejos, como un bosque, río, lago, humedal o pastizal, formados por elementos físicos y organismos vivos, como ser, especies de flora y fauna, bacterias y hongos, que interactúan entre sí y su entorno, mediante procesos como la depredación, el parasitismo, la competencia y simbiosis (asociación de especies), y que, al morir y descomponerse, vuelven a ser parte del ciclo de energía y de nutrientes; o sea, de las cadenas alimentarias. En los ecosistemas, todos los organismos vivos y muertos son fuente de alimento y energía para otros seres vivos.
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Constituyen en realidad el desafío de que el hombre tiene que afrontar mediante una gestión ambiental responsable y sostenible que reduzca la contaminación y la presión sobre los ecosistemas. En este contexto, acciones concretas son: mejorar la calidad del aire que se respira, la calidad del agua que se consume, lograr la preservación de los humedales, de los árboles urbanos, arboledas en parques y paseos públicos, de los bosques nativos, el cuidado de los animales domésticos y silvestres, la reducción de la contaminación sonora, el manejo responsable de los diversos tipos de basuras, mejorar el uso de combustibles permitidos y fomentar el de energías limpias: paneles solares, hornos solares y molinos de viento.
CONCLUSIÓN
El hombre debe comprender que es parte del planeta, no su dueño. Por sus facultades, sí tiene el compromiso de velar por el bienestar humano, la vida de plantas y los animales. El filósofo alemán Arthur Schopenhauer señaló: “Una compasión por todos los seres vivos es la prueba más firme y segura de la conducta moral.”
(*) Especialista en Comunicación Rural
