María Stella Meyer de González, María del Carmen Sánchez, Luis Verón, Olavo Ferreiro y Silvio Avalos Sánchez, ciudadanos comprometidos con la cultura y la difusión de la historia de la ciudad de San Lorenzo trabajaron juntamente con la Municipalidad en la recuperación de los restos del tren lechero y de la exestación. La exestación del Trencito de San Lorenzo fue reconstruido y convertido en Centro Cultural desde el año pasado.
El grupo de pobladores también colaboró de cerca en el proyecto de construcción de la réplica de la locomotora del Tren Lechero que era de fabricación norteamericana. Las obras de adecuación del vagón-biblioteca y construcción de la locomotora estuvieron a cargo de Martín Ariel Rodríguez.
La locomotora cuenta con un vagón que funciona como la biblioteca digital Bibliotic del Ministerio de la Juventud, a cargo del ministro Felipe Salomón. Fue inaugurado ayer sobre la calle peatonal Bicentenario, a un costado del Palacete Municipal y frente al Teatro Municipal.
De acuerdo al libro “San Lorenzo del Campo Grande. Memoria Histórica”, de Margarita Durán Estragó, el tramway a vapor que fue propiedad del empresario Campbell Ogilvie, iba de la estación Belvedere (España y Brasil) a Villa Morra. Pasaba por la de San Miguel, hoy conocida como Curva San Miguel.
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Por decreto del 13 de noviembre de 1890, el gobierno nacional concedió a dicha empresa la prolongación de las vías hasta San Lorenzo del Campo Grande. El “Trencito de San Lorenzo”, como se lo llamaba comúnmente, fue inaugurado el 9 de agosto de 1894, en vísperas de las fiestas patronales del pueblo.
Margarita Durán detalla en su libro que al acto asistieron el Presidente de la República Marcos Morínigo, ministros, diplomáticos de países vecinos y una frondosa comitiva entre los que se encontraban el general Juan B. Egusquiza, el doctor Facundo Insfrán, Cayetano Carreras, Fernando Saguier y Ricardo Brugada. La primera locomotora puesta en servicio fue bautizada con el nombre de “San Lorenzo”.
Con posterioridad fueron incorporadas dos más, llamadas “Paraguay” e “Itá”.
Los domingos y feriados los horarios de viajes eran reforzados para atender al gran número de pasajeros provenientes de Asunción. El servicio se cumplía con dos coches acoplados: uno de primera y otro de segunda. El primero para los pasajeros que no transportaban cargas y el segundo para las vendedoras que viajaban con mercancías.
El circuito histórico del ferrocarril y su impacto
La habilitación del servicio del tren contribuyó notablemente al adelanto turístico y comercial de San Lorenzo. La historiadora Margarita Durán Estragó afirma que el señor Próspero González Meyer recuerda que el trencito tenía varias paradas. La Para Nº 1 se hallaba junto al actual Club Olimpia, en Asunción, por lo que se lo conoce todavía hasta hoy como el Club de Para 1.
Siguiendo el trazado de la avenida Guido Boggiani, la máquina se dirigía hacia la actual avenida Eusebio Ayala. De allí las vías seguían en línea recta el recorrido de la actual ruta Mariscal Estigarribia hasta la Para 17 ubicada en lo que hoy es la intersección de la avenida Del Agrónomo y el arroyo San Lorenzo, lugar donde el maquinista cargaba los tanques de agua de la locomotora en el arroyo.
A partir de ahí el trencito tomaba una larga curva ascendente hasta llegar a la actual avenida Defensores del Chaco, centro de la ciudad. En el lugar donde se encuentra hoy el monumento a los Héroes del Chaco se hallaba la Para 18. A partir de ese punto la máquina se detenía en cada cuadra hasta llegar a la Estación Terminal que estaba ubicada en España y Defensores del Chaco, relata Durán Estragó.
Al trencito de San Lorenzo se lo conoció también como “tren lechero” por una licencia artística de Félix Pérez Cardozo, que escuchando una madrugada el silbato y los “bufidos” de la máquina desde la quinta de Carlés, compuso el famoso tema musical, en el que el arpa replica los sonidos del tren.
Según don Próspero, el verdadero tren lechero salía de Ypacaraí, iba a Areguá, Luque y de allí a Trinidad, y llevaba exclusivamente tarros de leche y un pasajero de lujo, Cecilio Báez, que nunca se acostumbró a vivir en Asunción. Vivió y murió en Areguá, donde abordaba el “tren lechero”.
Aunque el trencito de San Lorenzo contaba con horarios especiales los domingos y días feriados, durante la semana el primer viaje estaba marcado para las 04:10 de la madrugada cuando el coche de segunda iba repleto de vendedoras que se dirigían al Mercado Guasu de Asunción, finaliza la historiadora Margarita Durán Estragó.
