Los infrasueños de Ismail Kadare

Considerado el principal representante de la literatura albanesa a nivel internacional, el escritor Ismail Kadare falleció este lunes en Tirana a los 88 años de edad. En homenaje a su memoria, publicamos el siguiente artículo, que comenta una de sus novelas más importantes.

Ismail Kadare en un café de París en 1991
Ismail Kadare en un café de París en 1991Richard Kalvar

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El hombre, cuando piensa, es un mendigo;

cuando sueña, es un dios.

Hölderlin.

Ernest Koliqi (1903-1975), junto con Mitrush Kuteli (1907-1967), es considerado el fundador de la prosa albanesa moderna. Otros nombres de la pionera literatura de Albania son Lasgush Poradeci y Migjeni (acrónimo de Millosh Gjergj Nikolla). El renacimiento albanés del siglo XIX incluye a los hermanos Frasher y De Rada. Y consta que el verdadero fundador de la novela albanesa es Ismail Kadare (cuya mujer, Helena Gushi, también es escritora).

Kadare nació en 1936 en Gjirokastra (la Argirocastrum de la Antigüedad), en el sur montañoso de Albania, y murió en Tirana este lunes 1 de julio de 2024. Su obra incontable incluye novelas, relatos, poesías, teatro, artículos, ensayos… Padeció todo el despotismo de Enver Hoxha, bajo la República Popular, desde finales de la Segunda Guerra Mundial hasta el coma del tirano en 1985. Ya bajo Ramiz Alia, en 1990, se exilió en París con su esposa y sus dos hijas.

Comandante de las unidades partisanas del Frente Antifascista de Liberación Nacional durante la Segunda Guerra Mundial, primer secretario del Partido Comunista de Albania y más tarde del Partido del Trabajo (rebautizado en 1948), Enver Hoxha fue hasta el fin de sus días el líder de la República Popular Socialista de Albania. Era un archiestalinista. Durante su gobierno Albania se llenó de estatuas de Stalin; una ciudad se llamó Qyteti Stalin (Ciudad Stalin). Su admiración por Stalin era genuina y aplicó las políticas de Stalin con gran rigor en la Albania socialista. Después de la división soviético-albanesa (1961) y la alianza de Albania con China, Khrushchev dijo que «Enver Hoxha, de Albania, se comportó con especial rapidez como un agente de Mao»; también lo describió como «un hombre de carácter duro y brusco; cuando habla de algo que no le gusta, su rostro comienza a contraerse y apenas puede evitar rechinar los dientes». Luego de la división chino-albanesa (1978), continuó su política de declarar a Albania el único país verdaderamente socialista, defendiéndola así del revisionismo soviético y chino.

Hoxha, al igual que su modelo, Stalin, fue un dictador intelectual, un poeta fracasado vuelto tirano cruel.

Kadare nació en Gjirokastra (la Argirocastrum de la Antigüedad), en el sur montañoso de Albania
Kadare nació en Gjirokastra (la Argirocastrum de la Antigüedad), en el sur montañoso de Albania

Durante el periodo estalinista de Albania, Kadare estudió literatura en el famoso Instituto Gorki de Moscú (1957-1960). Recuerdo de esa época quizá sea la obra Tres minutos. Sobre el misterio de la llamada de Stalin a Pasternak (Alianza Editorial, 2023).

Transcribo la decimotercera y última versión de la célebre anécdota:

«Rara vez se ha hablado y escrito tanto sobre una conversación telefónica. Los análisis de texto han sido innumerables, e igualmente tenaces las interpretaciones opuestas. Los testimonios que los archivos nos proporcionan son de naturaleza tal que, en lugar de ayudarnos a hacer creíble el contenido de la conversación, no solo no lo consiguen sino que nos inducen incluso a dudar de que la conversación misma haya tenido lugar. En realidad, la conversación telefónica se produjo. El 23 de junio de 1934. Se ha determinado con exactitud el nombre de los dos interlocutores: Iósif Stalin, jefe supremo del Estado más amenazador de la época, y Borís Pasternak, distinguido escritor y a la vez malquisto por ese Estado y por su jefe. Los archivos indican que la conversación duró tres o cuatro minutos. El texto al completo de cada personaje es claramente identificable en los registros. Las primeras palabras de los interlocutores determinan los lugares desde donde se dirigen el uno al otro. Uno, el Kremlin; el otro, el apartamento moscovita del escritor. A simple vista, no hay nada oscuro, por no decir “misterioso”, en este intercambio de frases. Uno de los personajes, Stalin, le hace varias preguntas al otro, Pasternak, relativas a un tercero, también escritor, cuyo nombre, debido a su detención, está en boca de todo el mundo: Ósip Mandelstam. Pasternak le responde de determinada manera, pero el jefe se muestra insatisfecho con la respuesta, hasta que finalmente cuelga el teléfono. El asunto se complica de repente al introducir otra dimensión, la que podría denominarse “zona inerte”. Es ella la que acarrea la incomprensión y la neblina que persistirá decenas de años. Presente simultáneamente en dos zonas imposibles la una respecto a la otra, la historia nos abrumará a todos por su propia imposibilidad. Habrá de ser la campana de alarma de todo cuanto impide que jamás se pueda adormecer la conciencia humana. Ósip Mandelstam ni ha estado ni estará nunca solo en su propia lejanía. Y en ello reside, según parece, lo que, por evitar la rimbombante palabra “inmortalidad”, resultaría más fácil y más natural llamar “infinidad” en el caso de Mandelstam y de todos sus semejantes».

El poeta ruso Ósip Mandelstam
El poeta ruso Ósip Mandelstam

Al parecer, también hubo una llamada telefónica de Enver Hoxha a Kadare felicitándolo por un poema publicado en el semanario Drita («La Luz», que aparecía todos los domingos). Kadare solo atinó a emitir cuatro veces la palabra «gracias». El poder, la vox del poder, aturulla. O lo soñó. No queda claro.

Esto nos da pie para concretar este escrito que trata de rememorar in nuce la lectura de la novela El palacio de los sueños (tengo la tercera edición española de Cátedra, del 2009).

El Palacio de los Sueños, o Tabir Saray, es la obra magna de los EE. UU. OO. (Estados Unidos Otomanos), un instituto creado para recopilar, almacenar, clasificar, estudiar e interpretar los sueños de todos los súbditos del imperio. El organismo que se ocupa del dormir y de los sueños. Surgió después del Palacio de las Estrellas, o Yildiz Saray. Una alegoría delirante de la Sigurimi albanesa, la policía secreta de Hoxha.

Recurro a mis subrayados:

«Un gato negro con la luna entre los dientes corría perseguido por la multitud, dejando en su huida el rastro sangriento del cuerpo celeste desgarrado».

Una idea que brota del libro es que debe ser leído de la misma forma que los cribadores leen los sueños remitidos, secuestrados, encarcelados. Otra, que quizá la semiosis infinita en realidad no exista, que en algún momento hay que parar el flujo de las interpretaciones, alcanzar el ombligo del sueño antes de que el sueño toque su fecha de caducidad, que se llama olvido.

Ismail Kadare en Tirana, 2019 (AFP)
Ismail Kadare en Tirana, 2019 (AFP)

Una más: leer en exceso obnubila, escuece los ojos. Y, por último: es más importante detectar que interpretar cuando de sueños (útiles) se trata.

De alguna manera este gobierno fatal, totalitario, científico por su metodología exhaustiva y a la vez irracional por supersticioso, se podría considerar el único realmente popular del mundo, al ser gobernado directamente por el inconsciente ciego del pueblo: lo importante aquí es el sueño del otro.

Su enfermedad tiene nombre: insomnio. Cuanto más insomnio padezca un pueblo, menos soñará. Y menos estado –control, seguridad, ley, decapitaciones, guerra– tendrá el imperio.

La novela, totalmente analógica –fue publicada en 1981 pero escrita desde 1972-73–, al parecer acontece a fines del siglo XIX, pre Kemal Ataturk: no existen aparatos mecanizados (aunque sí golf, embajador austriaco, la palabra club…). Sería interesante la versión posmoderna, digital, de ese organismo cuantificador totalizante con los vertiginosos medios actuales de la telemática de Silicon Valley.

No es una novela monologada (a lo Bernhard) ni dialogada (a lo Pitigrilli): es, diría, una novela estática, casi de solo dos ambientes, con el protagonista, Mark-Alem, trabajando de día en el Palacio (y descubriendo sus recovecos laberínticos) y conversando de noche en su casa con su madre y sus tíos y primos bien ubicados en el funcionariado de la administración del imperio.

La desgracia acontecerá, attenti, a causa de un sueño, of course.

No se tratará de la expulsión de los poetas de la república platónica de los reyes-filósofos. Los apestados serán esta vez rapsodas albaneses.

El título de infrasueños no es nada original: solo invertí la noción de suprasueño o sueño maestro, que es el pináculo de la estructura jerárquica del Palacio de los Sueños.

"Este escrito trata de rememorar in nuce la lectura de la novela El palacio de los sueños (tengo la tercera edición española de Cátedra, del 2009)..."
"Este escrito trata de rememorar in nuce la lectura de la novela El palacio de los sueños (tengo la tercera edición española de Cátedra, del 2009)..."

*Cristino Bogado es escritor, editor de los libros Revista Guarania 100 años (2020) y Lenguas de la Poesía Paraguayensis (2022), periodista en El Trueno con el seudónimo de Paranaländer y conductor del programa Paranaländer Desencadenado en el canal LilaPlayTV (Twich, viernes de 16:00 a 17:00). Ha publicado, entre otros libros, Puente Kaí (2015, poesía), Pindo Kuñakarai (2018, novela), Iporãkaka (2019, relatos), Poema Rendy (2021, poesía), Sueño Aché (2022, artículos) y Mandyju (2023, poesía y relatos).

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