Apuntes para la historia del Nuevo Cancionero Paraguayo

Sobre el nuevo libro de Óscar Bogado Rolón acerca del movimiento musical que siguió en Paraguay la estela de la Nueva Canción Latinoamericana durante las últimas décadas de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989).

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La contracultura inspira. La voz visceral de Woody Guthrie inspiró a Bob Dylan, quien inspiró a los Beatles, y estos al mundo entero. Latinoamérica no se abstuvo de reaccionar a las influencias y, tomando su folclore como arcilla, creó su Nuevo Cancionero.

En medio de la agitación política y cultural de la década de los sesenta, América Latina tiende a ser pensada como unidad alternativa en un mundo regido por polaridades. En este contexto surge la Nueva Canción Latinoamericana, corriente en la que se enmarca el Nuevo Cancionero Paraguayo.

Las canciones y poesías que dan sustancia al Nuevo Cancionero Paraguayo pueden ser observadas desde la perspectiva de la temporalidad en dos sentidos. En primer lugar, como frutos espontáneos de un proceso, como un fenómeno consecuente a las inquietudes del momento, dentro de la historia de un país en el cual el autoritarismo parece ser la regla más que la excepción. En ese entonces, los países sudamericanos se hallaban emparejados bajo la Doctrina de Seguridad Nacional, con lo cual se imponía un sistema de control absoluto sobre cualquier manifestación contraria a los intereses de sus gobiernos.

En ese ambiente, como consecuencia, surge el segundo aspecto, el tiempo como tema en las composiciones del Nuevo Cancionero, como ejercicio de mirada al pasado, reflexionando en tiempo presente y con capacidad de prefigurar un futuro. En su libro, Óscar Bogado nos cuenta que «las canciones adoptaron un contenido y un compromiso con su tiempo y su sociedad, y son conocidas por esa circunstancia simplemente como canciones de protesta», aunque su contenido «no se limitó a eso» y contaron «con calidad poética y artística en general» (1). La reacción del gobierno se materializó en la proscripción, la cárcel y el exilio, pero no logró abortar el surgimiento de obras de evidente calidad estética y contenido popular auténtico –cabe citar «Despertar», de Maneco Galeano, «Color del Alba», con letra de Elvio Romero (2), «Una antigua sangre», con letra de Juan Manuel Marcos, «Canto de Esperanza» y «Canción de mi tiempo», de Carlos Noguera, entre otras–.

De esta manera, la década de 1970 se inicia con reuniones, conciertos y presentaciones televisadas en las cuales los protagonistas del movimiento tienen la oportunidad de dar a conocer sus creaciones. El fenómeno crece con la edición del primer disco del grupo Vocal Dos en 1973, y logra mayor difusión y dinamismo en la segunda mitad de la década, en cuyo desarrollo se configura una dualidad antagónica que puede ser observada en diversas claves: renovación / conservación, creación / censura, propuesta / protesta, oprimido / opresor, según el impulso de la tensión entre dos sectores sociales. Señalo aquí un objeto de estudio que debe ser atendido por la sociología, la interacción como «fuente de explicaciones de los hechos de la realidad» (3).

El recurso del investigador

La investigación realizada por el autor se basa en varias fuentes primarias: periódicos de la época, entrevistas, grabaciones, programas de festivales, además de la discografía y bibliografía pertinentes. Entre estos recursos merecen especial atención los documentos pertenecientes a la Dirección Nacional de Asuntos Técnicos (4), hoy albergados en el Centro de Documentación y Archivo para la Defensa de los Derechos Humanos, más conocido como el «Archivo del Terror». Estos escritos de carácter oficial indican que todas las actividades realizadas por los integrantes del movimiento cancionero eran controladas, y estos, calificados de marxistas y subversivos. Entonces, esta fuente es apreciada, por un lado, como soporte de datos sobre hechos concretos, y por otro, como indicador de la existencia de una policía con funciones políticas.

El control policial de las actividades musicales se remonta al origen del movimiento cancionero, según expone Bogado al trascribir un acta de declaración indagatoria realizada por Carlos Noguera el 20 de marzo de 1972 en el Departamento de Investigaciones de la Policía Nacional. En esa ocasión, el declarante fue compelido a dejar constancia de la intención de organización y los objetivos de los artistas emergentes, entonces denominados «Joven Alianza». Esa detención fue la reacción del aparato estatal ante el éxito de los festivales musicales realizados en el Centro Cultural Paraguayo Americano.

Además, el trabajo incluye extractos de notas del año 1984 en las cuales el Jefe del Departamento de Investigaciones informaba a la Jefatura de la Policía sobre los espacios de difusión que concedían los medios de comunicación a los conjuntos musicales conocidos como del «nuevo cancionero popular», cuyo repertorio incluía «canciones de José Asunción Flores y Maneco Galeano (vinculados al comunismo y a la subversión)». Consecuentemente, en este periodo debemos recordar la prohibición del Festival del Lago Ypacaraí, entre los años 1986 y 1988, por orden del Ministerio del Interior.

De esta manera, el libro ilustra el efecto del Nuevo Cancionero Paraguayo en el oficialismo de la época y destaca la visión de los artistas que mediante sus obras afirmaban los ideales de libertad y la resistencia a la opresión. Hasta podría decirse que el autoritarismo fue la principal motivación del movimiento.

Reflexionando sobre los nuevos desafíos del grupo de autores e intérpretes del movimiento, Bogado se sitúa en el periodo de apertura democrática iniciado en 1989: «Paradójicamente, los oscuros días de la dictadura fueron más fértiles y permitieron una mayor cohesión en el movimiento que, paulatinamente, fue diluyéndose en emprendimientos individuales y aislados» (5). Sin embargo, esto no parece una paradoja si atendemos a Joan Báez cuando nos dice que la acción es el antídoto de la desesperación.

La investigación de Óscar nos recuerda que la historia contemporánea de Paraguay sigue siendo explorada. Ante ciertos espacios vacíos, la historiografía sigue creciendo y en este caso deja testimonios del valor y la humanidad de quienes no se retrajeron ante la adversidad, sino que supieron interpretar su tiempo e inspiraron con su arte el quiebre de la pasividad.

Óscar Bogado Rolón

Nuevo Cancionero Paraguayo. Su historia, sus protagonistas, su legado

Asunción, Intercontinental / Uninorte, 2018

308 pp.

Notas

(1) Óscar Bogado Rolón: Nuevo Cancionero Paraguayo, Asunción, Intercontinental / Uninorte, 2018, p. 25.

(2) Con música de Carlos Noguera, canción ganadora del Premio Nacional de Música 2007, en la categoría de música popular.

(3) Al hablar del principio de complejidad como parte del marco epistemológico del estudio de las formaciones sociales, Mauricio Schvartzman incluye la interacción como «verdadera fuente de explicaciones de los hechos de la realidad». M. Schvartzman: Contribuciones al estudio de la sociedad paraguaya, Asunción, Centro Interdisciplinario de Derecho Social y Economía Política, Universidad Católica, 1989, pp. 22-23.

(4) Popularmente conocida como «la Técnica», esta dependencia del Ministerio del Interior creada en 1956 con la colaboración de Estados Unidos para combatir el comunismo además de cualquier amenaza al gobierno funcionó hasta 1992.

(5) Óscar Bogado, op. cit., p. 92.

hermesrada@gmail.com

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